Hace algunos años tuve ocasión de
ver un programa en la 2, creo que fue un documentos TV, que trataba de una
chica de unos treinta y tantos años, cuya madre había sido seguidora de Osho, y
había vivido de pequeña con ella en varios de sus ashrams. Esta chica quería
sacar a la luz las experiencias traumáticas que había vivido en esos ashrams,
que iban desde abusos sexuales a explotación laboral infantil en los
campamentos de verano para niños de la organización, en los que se les hacía
trabajar prácticamente de sol a sol haciendo abalorios, que luego se vendían en
los ashrams para recaudar fondos. Quería también que su madre fuera consciente
del daño que le había causado por ignorar y negar lo que allí había ocurrido,
lo reconociera y le pidiera perdón por sus errores. Y también denunciar a la
opinión pública lo que realmente sucedía en aquella secta y con aquel gurú que la
dirigía. He encontrado en internet el documental en cuestión, un DOCUMENTOS TV titulado OSHO. VICTIMAS DE LAS
SECTAS:
Lo que cuento a continuación lo
he extraído de Internet, y es totalmente cierto, porque lo mismo se narró en
aquel programa de TV y todo se puede comprobar. Y cuento todo esto porque me
parece lamentable que en cualquier librería a la que voy me siga encontrando en
la sección de espiritualidad o de “autoayuda” una estantería entera de libros
de Osho, y que cada dos por tres me aparezcan en mi muro de facebook “sus”
“sabias” frases.
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El
caballero que mira fijamente a la cámara de la policía en esta foto de 1985 es Chandra
Mohan Jain, conocido como Bhagwan Shree Rajneesh o "el gurú de los Rolls
Royce", y brevemente (cuando afirmó ser la reencarnación de Buda) como
Rajneesh Gautaman the Buddha. Si estos nombres no le dicen nada a usted, quizá
sí ha oído el último sus muchos alias: Osho®. Además de ser su último nombre,
Osho® es hoy una marca registrada del "círculo interior" de su secta,
los 21 herederos seleccionados personalmente por él, dirigidos por Swami Prem
Jayesh (originalmente Michael William O'Byrne, de Canadá, quien al menos hasta
hace poco tenía prohibida la entrada en la India), que mantienen un fructífero negocio con
los libros e ideas cambiantes de Rajneesh, centros vacacionales "de
meditación" y diversos productos y servicios adicionales, incluido un
alucinante "tarot zen Osho®" y una "multiversidad" en Pune,
India, para aprender a meditar y conocer las "ciencias esotéricas"
entre otras cosas.
Osho fue uno más de los muchos gurús o maestros indostanos que aterrizaron
sobre la ingenuidad hippie de occidente en los años 70-80, a grupas del Maharishi
Mahesh Yogui. Lo
que lo hizo singular es que a Rajneesh le gustaban las mujeres guapas, el
dinero a espuertas y los autos lujosos, en particular los de la marca Rolls
Royce. Su pequeña manía por estos autos lo llevó a ser propietario de 93 de
ellos. Su otra afición lo hizo crear una versión propia y aumentada del
tantrismo hinduísta que permitía todo tipo de actos sexuales a gusto del
maestro.
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Osho con uno de sus looks y uno de sus Rolls Roice |
Por
supuesto, no es en lo más mínimo criticable que uno disfrute el sexo mientras
no viole la ley, y tampoco lo es que se compre Rolls Royces si lo hace con
dinero bien habido y no viola la ley (y mejor si no explota a nadie para
conseguir el dinero). Pero obtener todo eso con el rollo místico y
presentándose alternativamente como un superhombre, un dios, un Buda y un
maestro espiritual ya no parece tan honesto. Y menos cuando usted viola la ley
muy seguido y acaba como el caballero de la foto. Menos honesto es también que
sus "ideas" fueran todas recicladas de otros autores, y que sus
libros, según confesión de sus seguidores, fueran con frecuencia escritos por
mujeres de su entorno más cercano, su harén, pues. Tampoco tiene alta
puntuación de honestidad no pagar impuestos o defender el sexo con menores de
edad, cosa que según sus seguidores hallaba natural y recomendable. Y tampoco
es exactamente honesto tener a unos seguidores espirituales a los que se
explota vilmente para obtener una fortuna económica manteniéndolos en
condiciones de vida poco recomendables.
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Osho con uno de sus looks de gurú indú, creando tendencia |
Nacido en 1931, Rajneesh se
dedicó prácticamente toda su vida a ser gurú o "maestro",
consiguiendo una gran cantidad de seguidores en la India y
algunos en los Estados Unidos. Dicho de otro modo, no trabajó un solo día de su
vida, lo cual lo convierte en la envidia de más de cuatro. Su manejo del asunto
de ser gurú y vivir de los seguidores siempre fue pragmático, y siempre buscó
el apoyo de una mercadotecnia adecuada para llegar a más seguidores, con lo
cual sus enseñanzas eran bastante "flexibles", o de quita y pon: lo
que enseñaba ayer podía negarlo hoy si convenía. Igual afirmaba que se iban a
acabar las guerras que, cuando una firma de relaciones públicas le dijo que las
profecías apocalípticas tenían mucho rating entre
los seguidores profesionales, predijo guerras y atrocidades. Y cuando lo
atrapaban cometiendo alguna barbaridad, acostándose con una o más adeptas, lo
hacía amparándose en el "tantra" o en algún ente espiritual inventado
ad hoc esa mañana.
Pero Rajneesh era muy, muy
simpático y convincente, y parecía honesto, con lo cual nunca le faltaron
seguidores. Hasta que se ahogó en su propio pantano de cuentos.
En 1981, los seguidores estadounidenses de Rajneesh-Osho® compraron un rancho
de 26 mil hectáreas en los condados de Wasco y Jefferson, estado de Oregon, en
Estados Unidos, afirmando que querían hacer una comuna agrícola muy pastoril y
mona. El lugar pasó a llamarse "Rancho Rajneesh", se empezó a
construir en él una ciudad en la que llegaron a vivir 3.000 de los seguidores
de Rajneesh (los llamados "sannyasins") y a él llegó a mediados de
año el gurú en persona, que ya llevaba un tiempo en los Estados Unidos. Al
parecer, el revuelo formado en la tranquila zona y en el cercano pueblo de
Antelope hizo que cuando Rajneesh solicitó una extensión de su visado, las
autoridades decidieran investigarlo. Dos problemas se hicieron evidentes, según
cuentan los registros del sheriff de Wasco: una serie de matrimonios
sospechosos entre seguidores estadounidenses y seguidores de otros países que
parecían destinados sólo a conseguir la estancia legal de los sannyasins
extranjeros (simples bodas de conveniencia) y el hecho de que la mudanza del
señor Rajneesh de la India al
país del dólar parecía estar relacionada con el hecho de que el caballero le
debía al gobierno de la India unos
seis millones de dólares en impuestos, cantidad que, inexplicablemente, no
parecía dispuesto a pagar.
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Osho detenido y esposado |
Para
1982, los seguidores del Rancho Rajneesh eran ya suficientes como para tomar
por asalto la ciudad de Antelope. En una elección que convocaron en abril, ganó
la propuesta de cambiarle de nombre a la ciudad por el de Rajneesh,
incorporando como pueblo al rancho, ahora llamado Rajneeshpuram, y empezaron a
exigir información y apoyo en dinero público para sus actividades ante la furia
de los residentes originales. En 1983, los visitantes externos a la comuna de
Rajneesh, como el sociólogo Lewis F. Carter, que escribió un estudio científico
sobre la comunidad en la revista Contemporary Sociology en 1991,
detectaron en la comuna el autoritarismo y la búsqueda del "control
total" propias de las sectas, lo cual también era evidente en el interés
fundamental por que la comuna produjera dinero para satisfacer los caprichos
del "dios viviente".
Las
tensiones entre los residentes "de siempre" y los advenedizos adeptos
de Rajneesh llevaron a que estos últimos acumularan un importante arsenal
mientras Osho® predecía que el SIDA mataría a todas las personas del mundo
excepto a los de su comuna. Hubo un intento de asesinato del médico de Rajneesh
y del fiscal de distrito del condado de Jefferson, el saqueo e incendio de la
oficina de planificación del condado de Wasco y escuchas telefónicas y con
micrófonos dentro de la comuna. En el colmo de lo bizarro, los seguidores del
gurú cultivaron bacteria de salmonella y la esparcieron en bares de ensaladas
de 1o restaurantes de The Dalles, en Wasco, afectando a más de 700 personas,
con lo que esperaban poder influir en las elecciones de la comisión del condado
inhabilitando a los votantes locales, en lo que hoy se considera, simplemente, el primer ataque bioterrorista moderno,
y un aviso de ataques de otras sectas, como la de Shoko Asahara y su ataque al
metro de Tokio con gas sarin . Rajneesh culpó de todo a su secretaria y buscó
una salida a lo que se convertía en un infierno jurídico y mediático, entre
otras cosas devolviéndole su nombre original al pueblo de Antelope. Pero no
tuvo éxito, de modo que tomó a algunos de sus seguidores, subió a su jet
privado y trató de huir, pero la oficina de inmigración y naturalización lo
detuvo, lo devolvió a Oregon, donde le tomaron la instantánea que abre esta
entrada y lo llevó a juicio, acordando con él no sentenciarlo a una pena de
prisión si abandonaba el país y se declaraba culpable de violar las leyes de
inmigración. Fiel a su autoimagen, Rajneesh, en prisión, exigió una atención
adecuada a su estatus superior: comida especial y un trono.
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Osho dando una charla protegido por su guardaespaldas |
Rajneesh volvió a la India,
dejando atrás a sus seguidores, varios de los cuales, en particular mujeres
dirigentes, fueron a juicio y resultaron condenados por los intentos de
asesinato mencionados, el ataque con salmonella y el fraude migratorio.
Mientras ellos pasaban a ocupar una celda en Oregon (su secretaria, Sheela, que
solía pasearse armada, fue condenada a 20 años en 1986), Rajneesh recorría 21
países en su jet privado: lo expulsaron de Grecia, pasó por España, anduvo en
Uruguay (donde se cambió el nombre a Osho®), visitó Jamaica y volvió a Poona,
India, donde finalmente murió en 1990.
Ése es,
pues, el "místico contemporáneo" que ahora nos están vendiendo,
probablemente el místico menos místico de la era de Acuario. Pero como ya hemos
dicho, la charlatanería no se crea ni se destruye, sólo se guarda unos años
hasta que la gente se olvide de los escándalos y ridículos del pasado, y se
saca de nuevo a pasar la gorra entre los entusiastas siempre dispuestos a
redescubrir oriente a tanto la dosis.
En NETFLIX se puede ver un
documental buenísimo sobre OSHO de seis capítulos, titulado WILD WILD COUNTRY.
Engancha un montón. Cuando ves el primer capítulo estás deseando ver seguidamente el
siguiente.