11 de junio de 2014

LA VIDA ES SUEÑO. IKKYÛ. MAESTRO ZEN Y POETA.

Ikkyû Sôjun (1394-1481) es el maestro Zen japonés más popular de la era Muromachi, la época del máximo esplendor del Zen.  Nació en un pequeño suburbio de Kioto; se dice que fue hijo ilegítimo del Emperador Go-Komatsu. A la edad de cinco años fue separado de su madre e ingresó como monje en el templo Zen rinzai de Ankoku-ji, donde aprendió cultura y lengua china. A los 13 años ingresó al monasterio Zen de Kenninji. Allí empezó a escribir poesía. Después de unos cuatro años deja el monasterio para irse a vivir con un ermitaño en el pequeño templo de Saikinji. Allí, Ikkyû se entregó a una práctica del Zen y llegó a tener una experiencia de kensho. Al año siguiente, con 20 años encontró un maestro con el que congeniaba, Kasô Sodôn. Este, aunque era abad del famoso monasterio de Daitokuji, vivía en una ermita junto al lago Biwa. Ikkyû se quedó allí durante nueve años. De él recibió el nombre de Ikkyû. En cierta ocasión, practicando zazen experimentó un gran despetar. Kasô lo reconoció como auténtico e inmediatamente le extendió un certificado, pero Ikkyû no lo ayudó; se dice que lo tiró al fuego, movido por su rechazo a los convencionalismos del Zen. Sin embargo, quedó con Kasô hasta la muerte de éste, cuando él mismo tenía 35 años.

A partir de ese momento, durante unos 30 años Ikkyû vivió una vida de monje vagabundo y contribuyó de un modo decisivo al acercamiento del Zen al pueblo. Se lamentaba de la decadencia de la vida monástica, que criticaba abiertamente y fomentaba el budismo de los seglares. Ikkyū era conocido por ser una persona problemática, que acostumbraba a beber en exceso. No obstante, no estaba solo y tuvo un círculo de notables artistas y poetas de la época. En ese período, desarrolló una relación con la cantante ciega llamada Mori que se convirtió en el amor de su vida.
Ikkyû se autodenominaba “hijo de la nube loca”. En su carácter hay mucha excentricidad, a la vez que una generosidad genial y risa cargada de lágrimas del humor popular. Le enfurecen la altanería de los nobles y la miseria de los pobres, y lo suelta en chistes mordaces. Se cuentan muchísimas anécdotas. Una vez, cuando iba vestido con harapos de mendigo, en la puerta de un rico le dieron medio céntimo. Más tarde, fue a la misma casa vistiendo un traje violeta de ceremonias. Le hicieron pasar a dentro y le ofrecieron una comida exquisita. Se levantó de la mesa, se quitó el traje, colocó la mesa con la comida delante del traje y dijo: “Esta comida no me la han servido a mí, sino al traje”.

Cuando tenía 60 años, sus discípulos le construyeron la ermita Shûon-an, en las afueras de Kyoto, convirtiéndose en centro de una comunidad de discípulos. Acudía mucha gente a él,  a la que guiaba en su estilo poco convencional. Llegó a ser nombrado abad de Daitokuji, pero siempre prefirió seguir viviendo en su ermita, donde murió a la edad de 87 años. Fue un importante poeta y tuvo una gran influencia en la evolución de la ceremonia del té japonés.

 

Templo Ikkyu-ji [4K] El jardín de Kioto Japón: 
https://www.youtube.com/watch?v=kugv50NRGyM




¿Qué es la vida?, un frenesí; 
¿Qué es la vida?, una ilusión, 
una sombra, una ficción, 
y el mayor bien es pequeño; 
que toda la vida es sueño, 
y los sueños, sueños son. 
Calderón de la Barca.

  



Nacido como un sueño
en este sueño de un mundo.
Qué tranquilo me siento,
yo, que desapareceré
como el rocío de la mañana.
(Recuerda mucho este poema de Ikkyû al de Calderón)
 
Uno reza por la vida del mañana
a pesar de lo efímera que puede ser.
Esta es la costumbre de la mente
que murió ayer.
 
La Naturaleza Original
significa no-nacimiento, no-distinción.
Así, sabía que la ilusión
es nacer, morir, renacer.


No moriré,
a ninguna parte iré,
aquí estará.
Pero nada me pregunten,
pues no contestaré
Ikkyû (verso de muerte).

 
 

3 comentarios:

  1. Lo que sabemosvde la vida de Ikkyu es apasionante...tanto como puede ser la propia si se encara con la verdadera espiritualidad. La que no se basa en recrearse en verborreas y lecturas ni en hábitos sectarios en pos de sueños liberadores...La verdadera espiritualidad es autenticidad, es encontrar el silencio cuando aprendes a dejar de buscar, es reconocer lo que ya se es en este momento y que además no se puede ser nada más...

    ResponderEliminar
  2. También quería recomendaros la novela gráfica en cuatro tomos sobre la vida de Ikkyu Sojun en ls Editorial Glénat.
    Qué gran película podría haber dirigido Akira Kurosawa usando como storyboard el citado cómic de Hisashi Sakaguchi!

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Jorge, por tu comentario y por la novela que recomiendas. Un abrazo.

    ResponderEliminar