Acabo
de terminar de leer el libro PERFECTA. BRILLANTE QUIETUD, de DAVID CARSE. La
enseñanza que transmite es directa, radical, sin concesiones. Con todo mi
respeto por su enseñanza, y salvando las distancias, a mi David Carse me recuerda en ciertas cosas a Pablo
Iglesias, el líder del partido Podemos; me parece el “Pablo Iglesias” del
advaita. Es muy crítico en algunas páginas de su libro con “la casta” (esta
expresión no la emplea él) de los maestros y gurús: con los charlatanes que
hablan del “grado” de despertar que han “logrado” (Pág. 138); con los que
denomina tele predicadores advaita; incluso con Ken Wilber y otros, a los que
llama instructores bienintencionados, que comienzan con un mensaje radical pero
que, tras algún tiempo, comienzan a diluirlo hablando de “principios” y “etapas”
y “prácticas” (Pág. 357).
También
habla del dinero:
Este
juego de obtener dinero a cambio de dar espiritualidad es, en realidad, un
blanqueo de dinero. Es un trabajo extensamente practicado y ampliamente
aceptado que, sin embargo, constituye el secreto trapillo sucio de la comunidad
espiritual; nadie se siente realmente a gusto con él, porque todo el mundo sabe
en lo profundo de su corazón que cobrar un precio por dar acceso a la enseñanza
espiritual, incluso de manera indirecta, es falaz y es básicamente
inconsistente con la
Enseñanza misma.
Llamarlo
eufemísticamente “donación”, cuando está planteado de tal modo que la culpa y
la presión social hacen que sea difícil negarse a contribuir, es deshonesto.
Cuando tienes un ashram o una iglesia, has de pasar el cesto e impartir
sermones solicitando aportaciones. Pero cada vez que llevas dinero al templo,
corres el riesgo de que llegue algún revolucionario carpintero rural y ponga
las mesas patas arriba.
El
día en que los antiguos maestros zen o advaitas realizaron el Sí Mismo, siguieron
cortando leña, acarreando agua. Si alguien quería charlar con ellos, lo hacían
y luego regresaban a su tarea. ¿Dónde está escrito que los maestros no pueden
trabajar para subsistir por sí mismos y que necesitan vivir de sus seguidores?
¿Quién dice que es necesario tener una organización? ¿Quién dice que los
maestros tienen que acumular grandes sumas a base de viajar por todo el mundo
impartiendo conferencias, seminarios y satsang? ¿Qué ego, qué sentido de yo
individual subyace tras la idea de que el mensaje de un cierto maestro es tan
vital, tan precioso que necesita ser oído sin cesar por todo el mundo?
Se agradece que introduzcas esta crítica a la cara B de la espiritualidad, más valiosa para nosotros porque surge del ser, de la quietud a la que señala el dedo de David Carse desde su irrepetible obra. Es necesario hablar abiertamente desde esta perspectiva ; en lugar de quedar en reducidos círculos de buscadores desencantados.
ResponderEliminarEl que comercia con la Espiritualidad no es solo el supuesto Maestro, ni el bloguero que mendiga una donación por hacer un trabajo que nadie le ha obligado a realizar. Es el buscador espiritual que compra, por que cree que la información iluminada o el consejo espiritual se vende.
ResponderEliminarRecuerdan aquello tan simbólico de "La Marca de la Bestia.......".Siempre esta en la mano derecha, y dicha mano simboliza la vía a través de la cual el sacerdote o maestro espiritual bendice,
La marca bien podría ser la suma de todos los números de la ruleta, en este caso espiritual. Eso si para ganar tienes que apostar en el casino. Pagas por una oportunidad de ser bendecido con la transmisión de la verdad, y ellos cobran por ofrecértela.
Es el negocio sagrado.
Sin embargo el libro de Carse no se lo consigue gratis en la red sino que cuesta 30 u$s
ResponderEliminarLa edición no se hace sola ni gratis.
EliminarLa edición no se hace sola ni gratis.
EliminarCristo es la Consciencia Pura (Yo soy la luz del Mundo) y una vez que llegua, es decir, una vez que te haces consciente de tu consciencia, de que eres, de Yo Soy, entonces es cuando Cristo (el Yo Soy) entra en tu vida y desaloja a los mercaderes del templo.
ResponderEliminarLos mercaderes son aquellos que compran conceptos a precio bajo, para luego venderlos a sus seguidores y quedarse los beneficios. El templo es el cuerpo-mente que acepta o no a los mercaderes.
David Carse también vende su libro cobrando. Considero que todo el mundo tiene derecho a cobrar por haber desarrollado un talento y dedicar un tiempo a invertirlo en ayudar a los demás. Es el equilibrio cósmico: dar y recibir (siempre y cuando no se engañe ni abuse por tener una situación de carisma o superioridad).
ResponderEliminarPor otro lado, David Carse no es santo de mi devoción. Pero, llamarlo "Pablo Iglesias" (te referirás a Pablo Manuel, supongo) me parece excesivo. Nadie es tan malo como para merecer este calificativo. A este paso, le acabarás llamando Maduro, y ya sí que la habremos fastidiado del todo.
Gracias y un abrazo.
Querid@s compañer@s, el mundo editorial tiene su funcionamiento, y sigue las leyes del mercado. El autor recibe aproximadamente un 10% del valor del libro. Francamente el que hace negocio es el editor, a no ser...que se vendan millones de libros. Un saludo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOh se me olvidó...¿si no existe nadie?, entonces solo existo YO.
ResponderEliminarNono...esto me parece que es solipsismo; retiro lo dicho.No existe nadie; luego ¿que está diciendo nadie?...oh! me perdí!
Pues yo no comparto tu opinión. Lleva razón en que algunos maestros comienzan con un lenguaje y apuntan directamente a ESO y más adelante comienzan a suavizar el mje. hablando de relaciones humanas y chorradas de esas. Uno que no se deja caer en nada de eso y que admiro por ello es Tony Parsons. Tratan por todos los medios de involucrarle en temas mundanos de historias y relatos y él sigue dando el mensaje con brutal claridad.
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