"¿Cómo interpretar la negación
de la verdad del sufrimiento en la Sùtra
del corazón, que declara que “no hay sufrimiento, no hay causa, no hay cese
ni hay sendero que conduzca el cese del sufrimiento?
Un asomo de respuesta se me ocurrió
recientemente durante una reunión con un grupo de granjeros y sus familias en
una región de la parte norte de Filipinas. Unas semanas antes, diez de sus
compañeros habían sido detenidos por militares, y tras abusar de ellos y
torturarlos, fueron devueltos a sus casas, excepto tres de ellos, cuyos cuerpos
fueron encontrados completamente quemados en una fosa común. Y ahora sus
familias y algunos amigos apenados se encontraban en esa reunión, dando cuenta
de los últimos avances y consultando entre sí qué nuevos pasos a tomar, etc.
Porque parecía probable que la dureza de los militares habría de continuar, ya
que se habían dirigido a las casas de los granjeros totalmente armados,
buscando a algunos miembros de las familias, que a su vez se habían visto
obligados a esconderse, y mientras tanto los soldados habías arramblado con
cuanto caía en sus manos: gallinas, provisiones, etc.
Sería demasiado complejo describir el
trasfondo de la situación totalmente, pero este grupo de granjeros y sus se
veían empujados al borde de un abismo. ¿Acaso debían entregar a aquellos
miembros de la familia que las autoridades perseguían? Algunos de ellos eran
muchachas adolescentes, y se podía imaginar fácilmente su destino de caer en
manos de los soldados. Sabían que si continuaban negándose a hacerlo y
ocultándolos la dureza de entonces no tendría fin. Entre tanto, no podían
regresar a trabajar en las granjas mientras la situación continuara, y así su
misma fuente de subsistencia se veía amenazada. En otras palabras, dadas las
alternativas, no tenían escapatoria posible. Se veían enfrentados a un kôan
vivo, un kôan con el peso de la vida y de la muerte.
Este kôan vivo es precisamente lo que les condujo al punto cero. Y lo que sucedió en esa reunión a la que tuve el privilegio de asistir fue una experiencia en comunidad de punto cero. Sus vidas habían quedado vacías de cualquier esperanza humana y ya no tenían, literalmente, nada que perder. Y fue en esa situación, vacíos de todo, en la que todos sintieron una nueva libertad, una nueva luz. La forma en que uno de ellos me lo expresaba fue: “Dios está ahora con nosotros. No tenemos nada que temer”. Y esta expresión pronunciada en ese momento no consistía en una mera “fe” o “esperanza”, sino en una realidad experimentada que se dejaba ver en la serenidad de sus rostros, en la alegría que impregnaba esos momentos. “¡Dios está con nosotros. No hay nada que temer¡”.
No sé lo que después de eso les sucedió a los miembros del grupo. A algunos de ellos tal vez lo apresaran los militares, tal vez incluso fueran asesinados. Algunos tal vez permanezcan todavía escondidos. Algunos quizá estén todavía…No sé. Lo único que sé es que independientemente de lo que pasara, “¡Dios está con nosotros. No hay nada que temer!”.
Del libro LIBERACIÓN TOTAL. Ruben Habito.
Este kôan vivo es precisamente lo que les condujo al punto cero. Y lo que sucedió en esa reunión a la que tuve el privilegio de asistir fue una experiencia en comunidad de punto cero. Sus vidas habían quedado vacías de cualquier esperanza humana y ya no tenían, literalmente, nada que perder. Y fue en esa situación, vacíos de todo, en la que todos sintieron una nueva libertad, una nueva luz. La forma en que uno de ellos me lo expresaba fue: “Dios está ahora con nosotros. No tenemos nada que temer”. Y esta expresión pronunciada en ese momento no consistía en una mera “fe” o “esperanza”, sino en una realidad experimentada que se dejaba ver en la serenidad de sus rostros, en la alegría que impregnaba esos momentos. “¡Dios está con nosotros. No hay nada que temer¡”.
No sé lo que después de eso les sucedió a los miembros del grupo. A algunos de ellos tal vez lo apresaran los militares, tal vez incluso fueran asesinados. Algunos tal vez permanezcan todavía escondidos. Algunos quizá estén todavía…No sé. Lo único que sé es que independientemente de lo que pasara, “¡Dios está con nosotros. No hay nada que temer!”.
Del libro LIBERACIÓN TOTAL. Ruben Habito.
Zen Eye on Good Friday:
Ruben LF Habito, nacido
en 1947 en Filipinas, se unió a los jesuitas en su país natal en 1964, y fue
enviado como misionero a Japón en 1970. Comenzó a practicar zen con Yamada Kôun
Rôshi en 1971, y en 1988 recibió la transmisión del dharma de su maestro.
En 1989 dejó la orden jesuita, y en 1999 fundó la organización laica María Kannon Zen Center (https://www.mkzc.org/)