28 de junio de 2020

EVASIÓN ESPIRITUAL Y NO DUALIDAD. ROBERT AUGUSTUS MASTERS. PSICÓLOGO.


La personalidad, como todo lo demás, no es sino una más de las expresiones no vinculantes del ser no dual, y no requiere aniquilación, sino más bien reconocimiento y aceptación.

Es fácil utilizar enseñanzas no duales tanto para distanciarnos de nuestra humanidad como para hacer de tal desconexión una virtud y, de este modo, quedar apegados al desapego.

Es posible que, en nuestra ofuscación por abrazar la filosofía no dual, estemos tan apegados a la noción de que la forma es una ilusión que tengamos miedo a vivir una vida de relaciones, completamente en nuestro cuerpo. Afirmar que “todo es una ilusión” constituye una evasión de responsabilidad, sembrada de escombros de segunda mano y de prematuras pretensiones de realización avanzada.   

Muchos de los que afirman enseñar una espiritualidad no dual pueden “borrar las huellas” con juegos de palabras no duales, pero no importa lo impresionante que pueda sonar dicha jerga: el hecho de rechazar y apartarse de una verdadera encarnación de lo dual, lo personal, lo ideosincrásico, lo sombrío y, sí, lo impenitentemente egóico los deja (a ellos y a sus seguidores) hasta arriba en el dualismo de siempre, aferrados a la idea –o al ideal- de la no dualidad o unidad.

La sombra central de las enseñanzas “pseudo-no dualistas” es el dualismo no reconocido, cuya característica más común es una firme aversión a reconocer que necesitamos realizar un trabajo psicológico en profundidad.  

Estamos aquí con apariencia de humanos, así que ¡entremos de verdad en ello!

Quienes comulgan con enseñanzas no duales mal transmitidas pueden decir que “no hay nada que hacer porque no hay nadie para hacerlo”, creando así un callejón sin salida filosófico que se hace pasar por sabiduría espiritual.    

Robert Augustus Masters. Buddha at the Gas Pump Interview (activar subtítulos en español):
https://www.youtube.com/watch?v=cXKAWlLcPUc


14 de junio de 2020

YO SOY (II). ADYASHANTI.


¿Cuál es la pregunta que reside en lo profundo de tu corazón? No se trata de la pregunta que debiera estar ahí según alguien, sino de tu pregunta. Si meditas, ¿por qué lo haces? ¿Qué pregunta estás intentando responder?

La pregunta más íntima que podemos hacernos, y la que tiene mayor poder espiritual, es ésta: ¿qué o quién soy yo? ¿Quién está aquí mismo, ahora mismo? ¿Quién es ese que está meditando? ¿Quién soy yo realmente? ¿Quién soy yo sin ninguna historia?”

Antes de descubrir qué somos realmente, debemos empezar por descubrir lo que no somos.

¿Qué se siente en el ser cuando no sabes lo que eres? ¿Qué ocurre cuando entras en tu interior para descubrir quién eres y no encuentras ninguna entidad llamada “tú”? ¿Cómo sientes ese amplio espacio? Siéntelo en el cuerpo.       

Lo divertido de la respuesta es que la pregunta desaparece. Esa es la respuesta a la pregunta.

Si queremos ser libres, no nos vestimos de conceptos, ideas y opiniones; nos los quitamos. Entonces, sin hacer prácticamente nada, sucede algo.

Tú no eres ninguna de las historias que te habías creído. En realidad, tú eres la ausencia de historias.

La mayoría de la gente no se libera de ninguna creencia sin agarrarse a otra. Esta es mejor, así que a partir de ahora voy a creer esto otro. Pero si te cuestionas quién es el que tiene esas creencias conseguirás mucho más que si te cuestionas cada pequeña creencia que te encuentres en el camino.

Lo que sucede entre las dos orejas no es la verdad, es tan solo una historia. ¿Qué eres tú sin la historia?

Cuando nos damos la oportunidad de desvestirnos, entrando realmente en el invierno, dejando que los pensamientos y las hojas salgan de la mente, regresamos a lo que éramos antes de que nuestros padres nacieran.
                                                                                  
Cuando nos hayamos reconocido como conciencia, nuestra identidad podrá empezar a descansar en su esencia. Ya no buscaremos lo que somos en nuestro cuerpo, en nuestra personalidad, en nuestros pensamientos o creencias. Lo que somos descansará en su fuente.

El verdadero yo soy está increíblemente vacío. Está libre de todo lo que creías ser. No tiene límites. No tiene definiciones. Ninguna definición podría valer para definir lo que eres. Lo único que queda es conciencia, y ni siquiera, pues eso no es más que una palabra.

Adyashanti. Yo soy:

8 de junio de 2020

ECKHART TOLLE responde a una pregunta sobre DONALD TRUMP.

Lo mejor de este vídeo es que la persona que plantea la pregunta sobre Donald Trump, ha llevado a la práctica las enseñanzas de Eckhart Tolle y ya ha encontrado por sí mismo la respuesta. Al formular la pregunta sólo hace compartir su descubrimiento con los demás.


“Si sientes que quieres llevar a cabo una acción asegúrate de que no sea una re-acción que venga de la ira, porque mientras más motivado estés por la ira, más contribuirás a la inconsciencia. Si percibes el aumento de la inconsciencia en esto, no contribuyas con más ira, porque entonces tú te estás convirtiendo en aquello contra lo que estás luchando. Debes ser muy cuidadoso de no caer en esto. Lo primero es hacerte consciente y luego difundir información, hablar, crear tu canal de youtube si quieres, y explicar cómo tú lo ves, de una manera armoniosa. No necesitas un canal de youtube enojado, ya hay suficientes”.  

Eckhart Tolle habla sobre diferencias políticas (Subtitulado):



1 de junio de 2020

EVASIÓN ESPIRITUAL Y DISOCIACIÓN. ROBERT AUGUSTUS MASTERS. PSICÓLOGO.


Aquellos que creen fervientemente en la Unidad y la no separación tienden a dividir más que a unificar, a separar más que a integrar, a despegarse de lo que consideran inferior, menos evolucionado o negativo.

La trascendencia sana integra aquello que ha sido trascendido, mientras que la insana lo evita. Esta es una disociación disfrazada de “sacralidad”.

La disociación, aunque se revista de espiritualidad, ¡sigue siendo disociación! Podemos considerar una virtud el hecho de ir más allá de lo personal por pensar, quizás, que lo estamos trascendiendo cuando, de hecho, estamos deslizando en el terreno de la despersonalización, otra forma de disociación o separación malsana.
¿Qué puede argüirse como lo contrario a la disociación? La intimidad.


La evasión espiritual se caracteriza a menudo por poner un insistente énfasis en no tomarse las cosas como algo personal. Muchísimas cosas que pasan por ser un desapego sano distan mucho de lo sano; por el contrario, reflejan un apego a estar desapegados, a mantener la suficiente separación con lo que está ocurriendo para no tener que sentirlo realmente. Esto lleva consigo una inmensa sombra de disociación, despersonalización y desconexión.

Nuestro miedo a la intimidad puede espiritualizarse de una forma bien nítida hasta transformarse en una idealización del desapego.

Libertad a través de la intimidad.  

Cuando caemos en las garras de la evasión espiritual, normalmente, tendemos a vivir a poca distancia de nuestro cuerpo. No habitamos realmente nuestro cuerpo: la mayor parte del tiempo lo pasamos únicamente en su cámara superior, la “sede central” que tenemos en la cabeza.
Es mucho más fácil distanciarnos mentalmente o incluso disociarnos, especialmente si podemos enmarcar estas conductas en algún tipo de práctica espiritual.

El cuerpo solo pide ser amado, vivido e iluminado. Es necesario que pasemos de tener un cuerpo a serlo, y de ser un cuerpo a Ser.