La personalidad, como todo lo demás,
no es sino una más de las expresiones no vinculantes del ser no dual, y no
requiere aniquilación, sino más bien reconocimiento y aceptación.
Es fácil utilizar enseñanzas no duales
tanto para distanciarnos de nuestra humanidad como para hacer de tal
desconexión una virtud y, de este modo, quedar apegados al desapego.
Es posible que, en nuestra ofuscación
por abrazar la filosofía no dual, estemos tan apegados a la noción de que la
forma es una ilusión que tengamos miedo a vivir una vida de relaciones,
completamente en nuestro cuerpo. Afirmar que “todo es una ilusión” constituye
una evasión de responsabilidad, sembrada de escombros de segunda mano y de
prematuras pretensiones de realización avanzada.
Muchos de los que afirman enseñar una
espiritualidad no dual pueden “borrar las huellas” con juegos de palabras no
duales, pero no importa lo impresionante que pueda sonar dicha jerga: el hecho
de rechazar y apartarse de una verdadera encarnación de lo dual, lo personal,
lo ideosincrásico, lo sombrío y, sí, lo impenitentemente egóico los deja (a
ellos y a sus seguidores) hasta arriba en el dualismo de siempre, aferrados a
la idea –o al ideal- de la no dualidad o unidad.
La sombra central de las enseñanzas
“pseudo-no dualistas” es el dualismo no reconocido, cuya característica más
común es una firme aversión a reconocer que necesitamos realizar un trabajo
psicológico en profundidad.
Estamos aquí con apariencia de
humanos, así que ¡entremos de verdad en ello!
Quienes comulgan con enseñanzas no
duales mal transmitidas pueden decir que “no hay nada que hacer porque no hay
nadie para hacerlo”, creando así un callejón sin salida filosófico que se hace
pasar por sabiduría espiritual.
Robert
Augustus Masters. Buddha at the Gas Pump Interview (activar subtítulos en
español):
https://www.youtube.com/watch?v=cXKAWlLcPUc
https://www.youtube.com/watch?v=cXKAWlLcPUc