25 de marzo de 2019

BATACAZO ESPIRITUAL. ENCUENTRO CON TONY PARSONS. JORGE BESCÓS. EVA LEDESMA.

Unos a otros
nos ayudamos a creer
que somos alguien.

Tal y como se afirma en este “haiku” que escribí hace tiempo, en nuestras relaciones habituales esto es siempre así, pero a veces te encuentras a “alguien”, como Tony Parsons, en que esto no sucede, y entonces, de forma impredecible, por resonancia, puede que surja la libertad.
A mí Tony Parsons me recuerda a esos grandes maestros zen chinos de la dinastía Tang, la época dorada del zen, como Chao chou:
Un monje preguntó a Chao chou (Jôshu en japonés): “¿Qué dirías tú si yo viniera a donde ti con nada?”. Joshu respondió: “Lánzalo al suelo”. El monje protestó: “Yo he dicho que no tenía nada, entonces, ¿qué es lo que tengo que soltar?”. “Bien, en este caso llévatelo”, fue la contestación de Jôshu.
Se suele considerar su enseñanza como neo-advaita, aunque no creo que él esté de acuerdo con esto. 


Nos lo cuentan Eva y Jorge, que estuvieron en el encuentro con Tony Parsons en Londres.
José Luis Andrés

La primera vez que vi a Tony estaba cómodamente sentado en un sillón, frente a una taza de té, en la antesala del salón de actos del hotel; una hora antes de su encuentro. Claire, su encantadora esposa, y su secretaria, preparaban la repostería y termos con bebidas para los descansos. Contentos de pillarlo a solas; impulsivamente le dijimos que sentíamos no dominar mucho el inglés. Tony sonrió abiertamente y dijo con rotundidad que mucho mejor y así no nos enredábamos con las respuestas, alimentando la mente. Tony Parsons es un Koan viviente, como dijo Eva Ledesma al conocerle. A sus 86 años, socava con naturalidad el pequeño yo, el condicionamiento de los asistentes; y no sabes dónde termina el gentleman gentil y donde empieza el socarrón espontáneo y sus ocasionales palabrotas enfáticas... Pero nadie se siente ofendido pues Tony nunca levanta la voz y recurre constantemente al humor inglés, la fina ironía o el absurdo. Había unas 50 personas, muchas risotadas y ambiente informal; en esa sala de un hotel de Londres el 16 y 17 de Marzo de 2019. No sé cómo es Tony Parsons: cercano, irónico, inflexible en no dar concesiones a la mente, la nada siendo todo... Imposible de comprender o atrapar con la mente o las emociones el mensaje. Los encuentros con Tony son unas continuas preguntas y respuestas a bocajarro, no es necesario levantar la mano. Invariablemente la respuesta es un no a lo personal, un no al bagaje espiritual del mito del buscador, nada de eso puede sostenerse en su presencia... Alguna vez, ante la impotencia y rendición de alguno de los presentes la respuesta era un gritito de alegría de Tony afirmando con la cabeza y el amago de un aplauso... Aunque luego añadía un cauto: "aparently..." (aparentemente) No hay nada que pueda hacerse, es como un batacazo espiritual. Ni incienso, ni maestro, ni música new age, ni terapias, ni ropa y accesorios orientales... Si no le das un puñetazo ni sales huyendo a esconderte quizás pueda ser expuesto el secreto abierto... para nadie.
Jorge Bescós


Este fin de semana en Londres con Tony Parsons. Es un Koan viviente. Un maestro en el arte de demoler cualquier vestigio de aquello que creemos ser, esa sensación de ser un alguien a través del cual experimentamos la Vida. En sus palabras: sólo hay esto, Vida ocurriendo, apareciendo del Vacío, sin límites... 
Así que no hay nada que buscar, nada que encontrar, ningún lugar a donde ir....
Eva Ledesma


TONY PARSONS IN LONDON. March 16, 2019 (1):

18 de marzo de 2019

MEDITACIÓN (VI) Y HAIKU

Decía el, ya fallecido, premio nobel de la paz Octavio Paz: “El haiku es una anotación rápida de un momento privilegiado: exclamación poética, caligrafía, pintura (haiga) y meditación, todo junto”. 
El haiku es la forma de poesía más próxima al silencio. Unas pocas palabras menos, y el haiku se hace silencio. Unas pocas palabras más, y el haiku deja de serlo. Por eso lo que más propicia que surja un haiku auténtico es un paseo consciente, meditativo, y/o la meditación en silencio.
En general, la gente aficionada al haiku a menudo le concede demasiada importancia a la forma del haiku, a lo literario, y menos a lo más importante, a la vivencia que da lugar al haiku.
En cualquier caso, cuando el interés por el haiku va más allá de lo meramente literario y se convierte en camino, pasa a ser una práctica que ayuda a cultivar la atención al momento presente y a vivir más conscientemente.             
En mi caso, el interés por el zen y el haiku han ido íntimamente unidos desde siempre.
Estos haikus que comparto con vosotros de un libro que he publicado recientemente en AMAZON, titulado “Haiku. DIARIO DE MOMENTOS (1980-2018)”,  han surgido todos en zazen (meditación zen). El quinto de ellos en casa, aunque parece que hubiera surgido junto al mar, y todos los demás en un sesshin (retiro intensivo de varios días de meditación zen). El último, en concreto, en el tiempo del samu (trabajo manual hecho con total atención) de un sesshin.





El sonido de la campana
atraviesa el silencio…                                                        limpiamente.




Ladra un  perro
en la lejanía.                                                                                                                                       Nada más.





Cara a la pared…
¡qué amplios horizontes
se divisan!





¡Qué clara suena
la campana que anuncia                                                                                                                         Tu cercanía!                                                                                                                           






En los acantilados
de la duda rompe el mar
del silencio.





Malas hierbas
arrancadas; rosales
desnudos.




Haiku y música de España. Presentación del libro DIARIO DE MOMENTOS en Imabari. Prefectura de Ehime. Japón. 1998.
https://www.youtube.com/watch?v=p1T9l9vVldg