14 de abril de 2024

LA MIRADA CONTEMPLATIVA. PABLO D’ORS.

Lo esencial de lo contemplativo es la gratuidad. Lo contemplativo es lo contrario de lo utilitario o lo  funcional.                                                           

La escuela para el ser no es hacer.   
 
Hoy, el máximo desafío para nosotros seguramente es aprender a no hacer nada. Aprender a descansar.

El aprendizaje de lo contemplativo comienza con la mirada a lo hermoso. 


Es muy peligroso pasar al trabajo espiritual sin hacer el trabajo emocional, porque entonces el trabajo espiritual tarde o temprano se va a derrumbar.

Para aprender a contemplar lo feo, lo desagradable, hemos de entrenarnos a mirar esto que no nos gusta amorosamente. 

Mirar amorosamente significa intentar imprimir a tu mirada interior ternura y benevolencia. Lo que nos duele del dolor es el aislamiento en el que lo vivimos. 

En la medida en que compartimos nuestros dolores, tú tienes un alivio. 

Si es meritorio ayudar a los demás, mucho más meritorio es dejarse ayudar. 

Todo lo que sucede y cuanto sucede es lo mejor de cuanto podría suceder. 

No se nos puede quitar lo que ya se nos ha dado, porque lo tenemos dentro. Porque nosotros somos eso.

No se puede crear sin contemplar lo sustancial, lo que une. 

La mirada contemplativa ayuda a mirar el mundo como lo miró Jesús de Nazaret, es decir, desprejuiciadamente. 

La mirada del amor, de la aceptación incondicional del otro, es la mirada contemplativa. 

Amor y contemplación van unidos. 

Si no amamos algo es porque no lo hemos mirado bien.  

Pablo D'Ors nos habla sobre "La mirada contemplativa": 


7 de abril de 2024

EL LEOPARDO DE LAS NIEVES. PELÍCULA (MARIE AMIGUET) Y LIBRO (SILVAIN TESSON).

Documental francés del 2021, dirigido por Marie Amiguet.
En el corazón de las tierras altas del Tíbet, el fotógrafo Vincent Munier guía al escritor Sylvain Tesson durante su búsqueda del leopardo de las nieves. Lo inicia en el delicado arte de la observación, en la interpretación de las huellas y en la paciencia necesaria para localizar a los animales. Mientras recorren las cumbres habitadas por presencias invisibles, los dos hombres entablan un diálogo sobre cuál es nuestro lugar entre los seres vivos y celebran la belleza del mundo. El trío Amiguet, Munier, Tesson borda un documental sencillamente insuperable, de una belleza sobrecogedora.  
Se puede ver en la plataforma FILMIN. 

Tráiler: El leopardo de las nieves:
https://www.youtube.com/watch?v=QD8iHAzaYkU
 

“Al anochecer del segundo día de nuestra llegada al desfiladero, apareció.

Fue una aparición religiosa. Hoy el recuerdo de esa visión tiene un carácter sagrado para mí.
El leopardo irguió la cabeza, aspiraba el aire. Llevaba la heráldica del paisaje tibetano. Su pelaje, marquetería de oro y bronce, pertenecía al día, a la noche, al Cielo ya la Tierra. Había tomado las cresterías, los neveros, las sombras del desfiladero y el cristal del cielo, el otoño de las vertientes y la nieve eterna, los espinos de las laderas y las matas del abrótano, el secreto de las tormentas y los nubarrones de plata, el oro de las estepas y el manto de los hielos, la agonía de los muflones y la sangre de los rebecos. Vivía bajo el manto del mundo. Iba ataviado de representaciones. El leopardo, espíritu de las nieves, se había vestido con la Tierra”.

“Encontrar un animal rejuvenece.
El ojo capta un destello. El animal es una llave, abre una puerta. Detrás, lo incomunicable.
Aquí, en la garganta, escrutábamos los paisajes sin cosecha garantizada.
Esperábamos una sombra, en silencio, frente al vacío. ¡Qué lujo pasar un día entero esperando lo improbable!
Me juraba que al volver a Francia seguiría practicando el rececho. Tampoco hacía falta estar en el Himalaya a cinco mil metros. La grandeza de este ejercicio practicable en cualquier parte era que siempre deparaba lo que se esperaba de él. En la ventana de tu cuarto, en la terraza de un restaurante, en un bosque o en la orilla del agua, en sociedad o solo en un banco, bastaba con abrir bien los ojos y esperar a que apareciera algo. De no haber estado vigilante nunca lo habríamos visto. Y, aunque no pasara nada, la calidad del tiempo transcurrido había mejorado con la atención prestada, el rececho era una manera de proceder. Había que convertirlo en un estilo de vida”.
El rececho requiere tener el alma en vilo”.
El leopardo de las nieves. Silvain Tesson.