16 de octubre de 2017

ENEAGRAMA Y CINE

La mejor forma trabajar el eneagrama (publiqué hace tiempo una entrada del blog titulada ENEAGRAMA) es hacerlo en un grupo y, a ser posible, dirigido por una persona con mucha experiencia práctica y amplios conocimientos de eneagrama. Pero lo primero no es nada fácil de conseguir, ya que el número ideal de componentes del grupo, para que estén por probabilidades representadas las nueve personalidades, tendría que ser de algo más de veinte personas. A falta de esto, el cine puede ser otra forma de aprender eneagrama. Resulta curioso comprobar cómo a actores de un determinado eneatipo en su vida real, se les asignan papeles de su mismo número. Ver en el cine a un actor interpretando el papel de una de las personalidades del eneagrama, si coincide con la nuestra, es como mirarnos en un espejo; nos puede ayudar a reconocer aspectos nuestros desconocidos hasta entonces y, si es otro eneatipo, nos puede ser de gran ayuda para comprender esa personalidad, aceptarla, y ponernos en sus zapatos. Puede ser que el eneatipo de ese personaje sea el de mi pareja, hijo, padre, hermano, compañero de trabajo, etc., y si lo miro a la luz que aporta el eneagrama, descubra muchas cosas que me ayuden a mejorar mi relación con esa persona.
Todas estas buenas películas se pueden ver en páginas web de cine on line.


ENEATIPO UNO. The Queen. Stephen Frears. 2006.
La reina actual del Reino Unido, Isabel II, interpretada en la película por Helen Mirren, es la corrección y la perfección personificada, o sea, un eneatipo 1. Transmite rigidez (corporal y mental), distancia, frialdad. Como dice la reina en una ocasión: “El deber es lo primero, después es la persona”. Sin embargo, para la princesa Diana, esto no valía para ella, y este era uno de los motivos por el que a la reina no le caía bien. Y es que con su sinceridad, encanto y cercanía, sus dones 6, se había ganado al pueblo inglés. Por el contrario, la reina se muestra superior, protocolaria, dogmática, exigente, seria, altiva. El puesto de reina que ocupa le refuerza su eneatipo 1. Como les sucede a los 1, tener razón es muy importante para ella.
Hay un fragmento de la película en el que la belleza de la naturaleza y la visión de un precioso ciervo le llevan a vivir unos momentos de apreciar la perfección ya existente, de conexión con su corazón, de emoción, de liberación de su personaje, de serenidad, es decir, de centramiento. Muestra también los dones del 1: disciplia,  integridad, entrega, valores. La ira, la pasión dominante del 1, la transmite mediante un tenso lenguaje corporal y ocupándose en corregir y criticar el comportamiento de todo el mundo. El Primer Ministro, Tony Blair, un eneatipo 3, con sus habilidades sociales, un don de los 3, le ayuda a solventar la crisis de la corona.


ENEATIPO DOS. Pena de muerte. Tim Robbins. 1995.
Sean Penn, un eneatipo 8 en la vida real, interpreta en la película a Matthew, un condenado a muerte, un 8 descentrado. Mientras que Susan Sarandon, interpreta el papel de la hermana Helen, una monja que se implica en ayudarle, un eneatipo 2 centrado. En la vida real la actriz siempre ha estado implicada en organizaciones de carácter social y seguramente es también un 2.
Sumamente empática, también con los padres de los jóvenes asesinados, generosa, compasiva, afectuosa, servicial, su ayuda ha generado una gran dependencia emocional de Matthew.
En un determinado momento de la película le pregunta su madre: “¿Por qué haces esto?” Y ella le contesta: “Me siento atrapada, más que atraída”. Aquí muestra su compulsión por ayudar a los demás. Necesita ayudar a los demás para sentirse. Sus propias necesidades las ignora o no las tiene en cuenta. Y es que el 2 recibe en el mismo acto de dar. La verdadera necesitada es ella. A esto se le podría llamar “generosidad egocéntrica”. Sintiéndose llena de amor, la persona orgullosa (la pasión dominante del eneatipo 2) se siente “gran persona” y apenas es consciente de esto.
La hermana Helen es el apoyo de Matthew en sus últimos días. Su mirada amorosa en los últimos momentos de su vida, al ser ajusticiado mediante inyección letal, es su último consuelo. Ella le ha dicho previamente: “Mírame, verás el amor en mi rostro”.


ENEATIPO TRES. Atrápame su puedes. Steven Spielberg. 2002.
Esta película está basada en una historia real. Leonardo di Caprio (un 3 en la vida real) interpreta en la película el papel de Frank, un eneatipo 3. Frank comienza su carrera delictiva con 16 años (es muy precoz), poco después del divorcio de sus padres, en su primer día de clase en un nuevo colegio. Al entrar, otro joven le empieza a acosar en plan matón y él decide hacerse pasar por el profesor de francés y ridiculizar al acosador. Cuando el director llama al padre, a la salida, éste le sonríe, mostrándole complicidad y aprobación por su actuación. Y es que su padre también tiene problemas con la justicia. Frank muestra con claridad la pasión dominante del 3: el narcisismo, la vanidad, el engaño, la ocultación. Seduce y manipula a sus víctimas para conseguir sus objetivos. Es un camaleón, capaz de interpretar cualquier papel que le permita conseguir admiración y éxito social. Su frialdad, falta de empatía y  habilidades sociales le facilitan sus estafas, pero sin embargo su incapacidad para intimar le hace sentirse solo. Conoce a una chica buena e ingenua, una 6, que le ayuda a centrarse, a ser más auténtico, con la que se quiere casar. Pero las cosas se complican. Como buen 3 le encanta competir, y lo hace hasta con el agente del FBI que le persigue.


ENEATIPO CUATRO. Las horas. Stephen Daldry. 2002.
La película comienza con el suicidio de Virginia Woolf (Nicole Kidman). Describe la vida de tres personajes 4, todos  ellos bastante descentrados: Virginia Woolf, Laura (Julianne Moore) y Richard (Ed Harris), y de un 2, Clarissa (Meryl Streep). El libro de “La señora Dallloway”, que en la película escribe Virginia Woolf, es el nexo de unión entre los cuatro personajes. Se van sucediendo los saltos espacio-temporales y de personajes. Los tres 4, Virginia, Laura y Richard, tienen mucho en común, son sensibles, atormentados, depresivos, apegados a su sufrimiento, autodestructivos, enigmáticos, introvertidos, y se sienten incomprendidos. Su pasión dominante es la envidia, la nostalgia, el anhelo. Los tres perciben que algo les falta para ser felices. Su nostalgia es de un pasado, cuando las cosas les parece que fueron más reales y auténticas. Al final de la película, han pasado los años, se descubre que la madre de Richard es Laura, que no soportaba su convencional vida familiar con su marido y su hijo y que, entre suicidarse o abandonar a su familia, eligió lo segundo. Y es que los 4 tienden a huir de lo normal, de lo corriente, de lo común. Laura, un 4 descentrado, lleva esto al extremo. Clarissa, un 2, se ha dedicado durante años a cuidar a Richard. Sus cuidados y la dependencia que le ha generado es lo que le ha impedido acabar con su vida antes.


ENEATIPO CINCO. Historia de una pasión. Terence Davies. 2016.
El título de la película en inglés “A quiet pasión” se ha cambiado en España por el nada acertado “Historia de una pasión”. Mucho más adecuado hubiera sido “Una pasión silenciosa (o callada)”. La película está basada en la vida de la poeta norteamericana Emily Dickinson, un eneatipo 5. Qué bien la describe su mejor amiga: “Eres una criatura extraña. Más profunda, sospecho, que cualquiera de nosotros. Tú no demuestras, tú revelas”. Independiente, solitaria, en busca de sentido mediante la poesía, austera, con pocos amigos, pero muy íntimos; perder uno es un drama. Proteger su privacidad, sus espacios de soledad, su tiempo para ella misma, forma parte de la pasión dominante de los 5, la avaricia. Dice en una escena: “Cuando se acercan demasiado siento que me asfixio”.
Cercada por el puritanismo de su entorno, la pérdida de su mejor amiga (contrae matrimonio), la muerte de su padre y una enfermedad que se le manifiesta le hacen hundirse, retraerse y aislarse, viviendo desde entonces en el piso de arriba, manteniendo así una mayor distancia emocional con los demás y vistiendo de blanco, su color de luto. Al final, el precio de su independencia es la aridez interior, que le hace mostrarse arisca, irónica y distante con los demás.


ENEATIPO SEIS. Sueños de un seductor. Woody Allen. 1972.
La película comienza con el final de otra gran película, Casablanca. Y es que Woody Allen en su papel de 6 (en la vida real también lo es), hace algo muy típico de este eneatipo, buscar una figura de autoridad en la que apoyarse, en la película el personaje de Humphrey Bogart en Casablanca, que se le aparece para darle consejos. Woody Allen se parodia a sí mismo. Su humor se basa en la sinceridad, uno de los dones del 6, llevada al extremo, mostrando su inseguridad, miedo, dudas, que es la pasión dominante del 6, su desconfianza, sus contradicciones. Así como el hábito de asumir lo peor, viviendo en la mente y anticipando el futuro con la imaginación, que siempre será catastrófico. Esta es la versión de pesimismo del eneatipo 6. Es gracioso que la única que le comprende es la mujer, casualmente un 6, de su mejor amigo, un 3. Al final la lealtad, otro de los dones del 6, y un final de película se anteponen al amor.


ENEATIPO SIETE. La vida es bella. Roberto Benigni. 1997.
Para la mayoría de las personas en la vida hay momentos en que es bella, a veces son días, o incluso temporadas; pero también hay momentos, días o temporadas en los que esto no sucede. Los eneatipo 7, como Guido, el protagonista de esta película que interpreta Roberto Benigni (que también es el director y guionista y un 7 en la vida real), utilizan un truco para que la vida sea siempre bella, que consiste en idealizar la realidad, ignorando y huyendo de la tristeza y el sufrimiento. Guido muestra también la gula, la pasión dominante del 7, siempre dispuesto a saborear y disfrutar nuevas y sabrosas experiencias. Así como el entusiasmo y la alegría de vivir que transmite, que es el don de los 7.
En la película el optimismo llega a ser fantástico, mágico, incluso compulsivo. Fantasía y realidad se confunden.  A veces Guido hace trampas o trucos para que la magia funcione. En la primera parte, su optimismo llevado al extremo le impide percibir el grave peligro que se avecina contra los judíos, a pesar de las claras señales que lo anuncian. En la segunda parte, que el niño no sufra lo justifica todo.


ENEATIPO OCHO. Cyrano de Bergerac. Jean-Paul Rappeneau. 1990.
En la primera parte de la película, el personaje de Cyrano de Bergerac, interpretado por Gerard Depardieu (un eneatipo 8 en la vida real), manifiesta su pasión dominante con claridad: la intensidad, el exceso, la vehemencia. Se muestra retador, provocador, arrogante, enérgico, fuerte, luchador, dominante, franco, confiado, justiciero, iracundo. Su lema es “¡Puedo!, luego existo”. Su capacidad de liderazgo es evidente, es por esto que muchos le admiran y siguen. De vez en cuando, también asoma su inocencia.
Dos palabras lo definen: Sensibilidad acorazada. Como les sucede a los 8, tiene dificultad para aceptar y expresar su lado tierno, agradable, suave, “femenino”; para intimar. La excusa de Cyrano es su nariz. Ignora que en su debilidad está su fuerza.
Su amor platónico por Roxane consigue resquebrajar su coraza, mantiene viva su sensibilidad, pero no lo suficiente como para liberar su corazón. Es demasiado arriesgado. Prefiere vivir y morir siendo un alma solitaria.


ENEATIPO NUEVE. Los Chicos del coro. Christophe Barratier. 2004.
El protagonista de la película, Clément Mathieu, interpretado por Gérard Jugnot, es bonachón, complaciente, sencillo, acomodaticio; transmite paz y tranquilidad, o sea, un 9 centrado. Enseguida empatiza con los chicos del centro, se pone en su lugar, tiende puentes, establece complicidades, media por ellos ante el director. Así, poco a poco, con delicadeza, amorosamente, sin que ellos se den cuenta, mediante el coro, los va sanando, llevándolos del desarraigo a la pertenencia. Como suelen hacer los 9, procura evitar el conflicto de enfrentarse abiertamente con el director y practica la resistencia pasiva y terca.
Muestra su pasión dominante, la pereza, por su resignación, por su falta de energía para luchar por conseguir dedicarse a lo que más le entusiasma, cosa que pocos 9 saben, que en su caso es la música. Tiene también la típica baja autoestima 9, el infravalorarse, que hace que otros se apropien de sus méritos, no destaque y pase desapercibido, su exagerada modestia. Como dice de sí mismo al final de la película en su diario: “Me llamo Clémont Mathieu, músico fracasado. Vigilante en paro”.


He publicado recientemente un libro en AMAZON. Se titula “El jardín interior”, es una novela corta y trata de muchas cosas que a mí me interesan, como el ENEAGRAMA, la práctica de la meditación, el discernimiento, la montaña, la atención plena, y hasta hay un poco de cocina. Tiene también muchas referencias y sugerencias a la cultura tradicional japonesa, especialmente al haiku. Pero como indica su título, trata de jardines, sobre todo interiores. Cuesta 3,90 €.

EL JARDÍN INTERIOR. AMAZON.

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2 de octubre de 2017

HAIKU. POESÍA DEL AHORA.

Matsuo Bashoo
El haiku es una forma de poesía tradicional japonesa, de tres versos y aproximadamente 17 sílabas, 5-7-5, que trata de la naturaleza y del momento presente.

Qué bien lo define el premio Nóbel Octavio Paz:
“El haiku es una anotación rápida de un momento privilegiado: exclamación poética, caligrafía, pintura (haiga) y meditación, todo junto”.

El haiku es la poesía del ahora por excelencia. Lo expresa muy claramente Matsuo Bashoo, el gran maestro del haiku:
“Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento”.

Antes de seguir, un ejemplo de este autor, su haiku más conocido:    

                                      El viejo estanque;
                                      salta una rana:
                                     el sonido del agua.

Este es de Onitsura, su amigo y compañero de peregrinajes:

En el jardín,
la camelia florece
blanca.

Uno de Busón, otro de los cuatro grandes maestros del haiku, considerado su mejor poema:

Blanco rocío.
Cada púa en la zarza
tiene una gota.

Últimamente me atrae, más incluso que el haiku, la vivencia de la que surge. Por eso, en Japón,  para conectar con el ahora,  antes de celebrar un kukai (句会),  una reunión de escritores de haiku (haijin), se hace antes un ginkô  (吟行),  un paseo atento,  consciente,  por la naturaleza.  No confundir con la palabra ginkgo (銀杏), que es un árbol.     

Y es que quizá el mejor haiku sea ese que no se convierte en palabras, que no se hace forma. Uno está tan inmerso en ese instante privilegiado que ni siquiera aparece la mente pensante para convertir en palabras esa vivencia. En cualquier caso, cuando el interés por el haiku va más allá de lo meramente literario y se convierte en camino, pasa a ser una práctica que ayuda a cultivar la atención al momento presente, a conectar con el ahora y a vivir más conscientemente.

Comparto con vosotros unos pocos poemas de un libro que he publicado recientemente en AMAZON, titulado “Haiku. DIARIO DE MOMENTOS (1980-2017)”.



Las flores blancas
del árbol de la montaña
¡son copos de nieve!

Donde el bosque
comienza termina
la farsa.

Silencio atronador;
en la montaña,
junto al río.

En el charco,
juntos, el barro
y el cielo.

Atrapada
en las púas del espino,
una hoja seca.




Haiku y música de España. Presentación del libro DIARIO DE MOMENTOS en Imabari. Prefectura de Ehime. Japón. 1998.  https://www.youtube.com/watch?v=p1T9l9vVldg