Muchos son los libros que se han publicado en España dedicados al zen. En la mayoría se cuentan historias de los antiguos maestros. Yo habré leído un centenar. Conforme se retrocede en el tiempo hasta llegar a los grandes maestros chinos de los comienzos del zen, nos encontramos con aquellos maestros legendarios, que con una palabra o un gesto llevaban al discípulo al despertar. La cosa cambia cuando nos aproximamos a la época actual, como con los maestros japoneses de los años 30 y 40, que en su inmensa mayoría apoyaron el fascismo japonés, algunos con entusiasmo. O más recientemente, en Estados Unidos, con los maestros que han protagonizado sonados escándalos. Alguno de ellos ha llegado incluso a ser expulsado de la shanga por los miembros de su propia shanga. Pero pocos son los libros que muestran la cara b de los maestros zen.
El mito en occidente de los maestros zen se ha construido a base de ocultar la cara b de los maestros zen. Daisetz Teitaro Suzuki publicó bastantes libros sobre budismo zen y se hizo muy famoso en los años 60 por darlo a conocer en occidente. En ninguno de ellos menciono esta cara b.Y es que son contados los libros que tratan de zen que la mencionan. Como por ejemplo, “Experiencias de un estudiante zen de patitas en la calle”, de Janwillen van de Wetering; “¿Por qué Bodhidharma vino a occidente?”, de Ama Samy; “Zen ambivalente”, de Laurence Shainberg; “El zen de la calle”, de David Schneider; “El Río del Dragón de Nueve Cabezas”, de Meter Matthiessen y “Zen y guerra”, de Brian Victoria, el libro que más ha contribuido a destapar la cara b oculta del zen, que no se ha publicado en español. Por eso, cuando conoces personalmente a un maestro zen y un día te muestra su cara b, que la tiene en mayor o menor grado como todo el mundo, pero que en ellos te choca más porque crees que con su despertar ha desaparecido, es algo tan inesperado y causa tal decepción, que el mito se derrumba y más de uno abandona la práctica del zen.
En dos ocasiones he asistido al nombramiento de un maestro zen por parte de Ana María Schlüter. La fórmula que empleó, creo recordar, fue aproximadamente la siguiente: “Y te nombro maestro zen por haber atravesado los 700 koans preceptivos en nuestra escuela” (La Sambô Kyôdan , que integra soto y rinzai). En ningún momento mencionó que nombrara maestro a esa persona por su profundo despertar y por su demostrada capacidad para ayudar a despertar a otras personas. Y, según esto, yo me pregunto: ¿Garantiza el título de maestro zen que esa persona tiene un profundo despertar y una demostrada capacidad para ayudar a despertar a otras personas? No sé, a mi me parece que son cosas que no necesariamente van unidas.
Esto ya lo dice Ama Samy, maestro zen indú que también pertenece a la misma escuela que Ana María: “La sistematización del entrenamiento a través de koans revitalizó al zen rinzai, pero a la vez destruyó su originalidad y creatividad. Ahora los monjes rinzai atraviesan cientos y cientos de koans con respuestas fijas de antemano. Es un entrenamiento que cultiva una espontaneidad estudiada. Se ha transformado en su mayor parte en una representación aprendida y en una imitación sin Despertar. Las respuestas “correctas” a los koans se han convertido en el dogma del zen rinzai de la misma forma que los rituales y maneras “correctas” configuran el del zen soto. Eso es lo que le ha sucedido al zen institucional japonés. Hay un exceso de autoritarismo y de institucionalización así como un rigor rayano en el sadismo.
El enfoque rinzai moderno tan solo parece alentar en los estudiantes viajes egóticos, dramatismo y la elaboración de historias, y puede conducir a una compulsión por alcanzar logros y dar la talla o provocar ciclos e ilusiones maníaco-depresivos” (Ama Samy. Por qué Bodhidharma vino de occidente. Pág. 52, 54, 55).
¿700 Koan? Ostras,¡No fastidies!Es como sacarte el doctorado con tesis Cum Laude en zen.¿Sabes en qué universidad imparten el título de maestro zen? ¿Y qué salidas laborales tiene?¿El título está homologado por la Unión Europea?
ResponderEliminarNo, fuera de coñas, la verdad es que esta entrada tuya me recuerda a la historia esa del hombre que en el desierto encuentra la verdad y entonces Dios le dice al diablo:"ahora que el hombre ha encontrado la verdad, ¿qué vas a hacer al respecto?" y el diablo le contesta: "voy a ayudarle a organizarla". Pues esto de organizar y sistematizar la verdad (ya sea con koans o con sacramentos y protocolos varios)la verdad es que (al menos a priori) parece como encerrar a un pájaro en una jaula, pero no tengo ni idea; acabo de empezar, como quien dice, y supongo que cada historia tiene su función aunque cuando las cosas se encorsetan demasiado, ya se sabe lo que pasa...
Un abrazo, compañero.
Pues sí, 700 exámenes nada menos. En cuanto a salidas profesionales, sí que las tiene, y buenas, que hay por ahí maestros zen que con un sesshin de vez encuando viven tan ricamente sin currar. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminar¿Cómo pudo despertarse el Buda Sakyamuni sin atravesar esos 700 koanes? Incluso Bodhidharma tendría que pasar la reválida, y Dôgen un reciclaje. Si tienes que atravesar 700 koanes quizá es que no has profundizado ni siquiera en el primero.
ResponderEliminarMuy Bueno Jesús jejeje.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Jose Luis. Sin ánimo de ofender a nadie, no es normal que los maestros en occidente hayan aparecido como churros de la noche a la mañana. Sinceramente creo que esto se ha convertido en una carrera por acaparar un terreno virgen de maestros, donde importa más el dinero, la fama y títulos llenos de hipocresía.
Lo mismo que comentas de ese linaje ocurre con el linaje de Deshimaru. Pongo la mano en el fuego que ninguno de ellos ve mas allá de su nariz. Están puestos ahí como quien hereda un estanco.
Eso de pasar 500 o 700 koans es una soberana gilipollez. En todo caso servirá para seguir con la misma gilipollez por parte del supuesto nuevo maestro.
Quien profundice o resuelva uno sólo no necesita nada más. Y esto en el ámbito rinzai...y si despiertas sin un koan?. Lo que digo, una gilipollez.
Me ha gustado eso de "heredar un estanco". Es muy acertado. De hecho en Japón la mayoría de los monjes que acuden a los grandes monasterios, sedes centrales de las ramas zen, como el Eiheiji, de la escuela soto, son hijos de sacerdotes zen, y pasan allí un periodo de tiempo (unos tres años), hasta que reciben el título de sacerdote zen y pueden ejercer como tal, independientemente de su despertar. Después ejercen de párrocos zen y en el futuro heredan el templo de su padre.
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ResponderEliminarAmigos, les comunico que mi pagina Misión Zen España ya está activada, en ella hablo amplia mente del problema que planteáis sobre los Maestros Zen.
ResponderEliminarbla, bla,bla, sentarse coño!
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