La
gente mata y son matados porque se aferran demasiado a sus propias creencias e
ideologías. Cuando creemos que la nuestra es la única fe que contiene la
verdad, entonces la violencia y el sufrimiento son el resultado asegurado.
Fueron
muchos los activistas cristianos que me ayudaron en dichos esfuerzos
(ecuménicos), entre ellos Martin Luther King, el padre Thomas Merton y el padre
Daniel Berrigan.
En
el altar de mi ermita, en Francia, se encuentran imágenes tanto de Buda como de
Jesús, y cada vez que enciendo incienso las toco, considerándolos mis
antepasados espirituales. Puedo hacerlo gracias al conocimiento de estos
verdaderos cristianos.
Cuando
permanecemos tranquilos, con la mirada profunda, y tocamos la fuente de nuestra
verdadera sabiduría, tocamos la Buda viviente y al Cristo viviente en nosotros
mismos y en cada una de las personas que encontramos.
No
es una cuestión de devoción, es una cuestión de práctica. El Reino de Dios es
accesible aquí y ahora.
Cuando
leo cualquier escritura, cristiana o budista, siempre tengo en mente que
cualquier cosa dicha por Jesús o por Buda se dirigía a una persona o grupo en
particular y en una ocasión específica.
Buda
dijo que cada uno debe ser su propia lámpara. Jesús también dijo a sus discípulos que fuesen la sal de la tierra, verdadera sal.
Me
he dado cuenta de que los cristianos y budistas que han vivido profundamente
sus vidas contemplativas siempre se expresan a sí mismos de manera menos
dualista y dogmática. Los místicos cristianos y los maestros zen nunca parecen
especulativos o intelectuales. Un diálogo entre un místico cristiano y un
maestro zen no sería difícil de entender. Sus mentes especulativas ha cedido el
lugar a un espíritu no discursivo. Como han aprendido a no quedar atrapados en
nociones o representaciones, no hablan como si ellos solo poseyesen la verdad y
no piensan que aquellos pertenecientes a otras tradiciones van en la dirección
equivocada.
Este texto me gusta, en mi cuarto conviven un par de budas, un crucifijo, y una diosa hindú,Saraswati. Ambos me inspiran paz, emoción, respeto...
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