23 de marzo de 2025

DISPERSIÓN PLENA. ADICCIÓN AL MÓVIL.


Un anillo, perdón, quería decir un móvil, para gobernarlos a todos. Un móvil para localizarlos, un móvil para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la tierra de Mordor.


Me había resistido durante años a comprarme un móvil, bueno, en realidad no me costó ningún esfuerzo prescindir de este artilugio, casi toda mi vida la he pasado sin él, pero los bancos, la seguridad social y otras entidades con sus requisitos lo han convertido en imprescindible. Al final, he tenido que adquirir uno y poco a poco he aprendido a usar.

No negaré que este aparato multifunción, bien empleado, tiene sus ventajas, que todos conocemos, pero tiene su cara B: Es invasivo, adictivo y favorece la dispersión y la desconexión de la realidad. Me referiré más bien a esto último.

Gracias a este aparato actualmente la dispersión y la desconexión de la realidad son una pandemia. Es habitual, por ejemplo si viajas en un tren, ver a la mayor parte de los ocupantes del vagón, da igual la edad, absortos en su móvil, sea viendo vídeos, enviando wasaps, consultando sus redes sociales, jugando a juegos, escuchando música, etc. Lo que ya no es tan habitual es ver a la gente del vagón dedicarle tiempo a contemplar el paisaje por el que discurre el tren. La realidad ya no interesa, solo interesa “la realidad” virtual del móvil.

El mindfulness, la atención plena, está de moda, pero solo en artículos en periódicos, revistas y libros, y en entrevistas a algún psiquiatra o psicólogo que están en esta onda. En realidad es algo minoritario. Lo que realmente está de moda y es mayoritario es la dispersión plena. ¿Qué secuelas dejarán esta dispersión y esta desconexión de la realidad a medio y largo plazo? No se sabe. Ya nos lo dirán con el tiempo los psiquiatras y psicólogos. Pero la desconexión no es solo exterior, también es interior. La práctica de la meditación, sea meditación zen, vipassana o mindfulness, consiste básicamente en intimar con uno mismo, en ir a lo más hondo de nosotros mismos, para encontrar el silencio y la espaciosidad que somos en el fondo. Nada más ajeno para quien vive desconectado de su interior y conectado un montón de horas a una realidad virtual ilusoria.


16 de marzo de 2025

CONTRAINDICACIONES DE LA MEDITACIÓN. MARIBEL RODRIGUEZ. PSIQUIATRA. PSICOTERAPEUTA. PROFESORA DE LA UNIVERSIDAD DE LA MÍSTICA (ÁVILA).

Estar en un momento de duelo  que genere intenso sufrimiento. Esto lo podemos ver especialmente en las primeras etapas de un duelo. En estos casos la meditación nos puede hacer sentir más intensamente el sufrimiento y desajustarnos psíquicamente. En casos de meditadores avanzados sí podría ser de ayuda, pero adaptando la práctica al proceso que se está viviendo.

 - Estar atravesando una crisis personal que genera síntomas como ansiedad, tristeza excesiva, insomnio, síntomas psicosomáticos intensos y otros que interfieren significativamente con nuestra vida diaria. Puedo decir lo mismo de meditadores avanzados, que en el caso anterior.
 
- Tener  ataques de pánico
 
- Tener  antecedentes de episodios psicóticos: por ejemplo dentro de un trastorno de la personalidad, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, psicosis reactiva breve, etc.
 
Trastornos de la personalidad: Estaría especialmente contraindicada en personalidades esquizoides, esquizotípicas y paranoides. En el trastorno límite de la personalidad se puede aplicar mindfulness con estricta supervisión terapéutica y con profesionales de la salud mental experimentados en aplicar meditación a este tipo de pacientes. En casos de trastorno narcisista de la personalidad o personas con importantes rasgos narcisistas, pueden intensificarse estos rasgos.
 
- Haber sido diagnosticado de un  trastorno disociativo, pues la meditación puede aumentar la disociación. 
 
- Haber sido diagnosticado de un trastorno somatoforme: hipocondriasis o síntomas graves de somatización.
 
Trastorno de estrés agudo: las semanas posteriores a una situación traumática, la meditación puede aumentar la sintomatología y el sufrimiento. La excepción pueden ser meditadores experimentados que saben manejar las emociones difíciles con la meditación. 
 
Trastorno de estrés postraumático: en algunos casos la meditación puede intensificar los síntomas o reactivarlos. Es importante la supervisión de un profesional de la salud mental en estos casos y que se apliquen técnicas específicas adecuadas a la persona ya este tipo de trastorno.
 
- Como única terapia cuando hay dificultades psicológicas: algunas personas confunden meditación con psicoterapia y creen que la meditación les puede “sanar”.
En estos casos lo más probable es que la meditación empeore su estado, incluso aunque se disfrace de mejoría porque produzca algún estado de relajación y de bienestar.
 
Meditar con un guía poco experimentado o sectario: muchas personas enseñan meditación sin un recorrido serio previo, o sin conocimientos suficientes. En este tema, es fundamental que quien nos guía tenga años de práctica en el camino de la meditación, muestre unos mínimos de equilibrio psíquico, humildad y sentido común. En los casos en los que haya diagnóstico psiquiátrico es preferible hacer la práctica con un profesional de la salud mental, también experimentado en el tema.
 
En caso de duda, si queremos meditar, mejor consultar con un profesional de la salud mental que también sepa sobre meditación y/o con un maestro que tenga amplia experiencia en el tema.
 
Los riesgos de la práctica meditativa. Maribel Rodríguez: