28 de junio de 2025

FRAN BENNETT. EX MONJE TRAPENSE. GUÍA ESPIRITUAL, CAPELLANA DE HOSPITAL, ACTIVISTA LGBTQ+.

Francis Bennett fue un monje católico trapense durante bastantes años en varias comunidades monásticas de EEUU, Canadá y Francia. Con los trapenses recibió formación durante cinco años y medio antes de que realizara sus votos como monje en Getsemaní Abbey, en EEUU, en 1982. Llevó a cabo retiros en la tradición budista Theravada con varios maestros Vipassana. También estudió con varios maestros Zen en la tradición Rinzai y Soto del Zen japonés. En 2010, mientras estaba en medio de un servicio religioso en su monasterio en Montreal, Francis de repente experimentó "un cambio de percepción radical en la conciencia", en el que descubrió la presencia siempre presente de la espaciosa conciencia pura. 

Francis estuvo ofreciendo dirección espiritual y ayudando a guiar a la gente en su búsqueda espiritual durante varios años. Su enseñanza era una mezcla de tradiciones budistas que estudió, la tradición mística cristiana contemplativa que vivió durante muchos años en su vida monástica, así como la enseñanza hindú Vedanta-Advaita de Sri Ramana Maharshi, que tuvo una profunda influencia sobre él.

Abadía de Getsemaní. EEUU.
Hay un nuevo monasticismo que se ha establecido en el mundo. No está confinado en los claustros de madera y piedra, sino que ha regresado y se desarrolla en el claustro interior del corazón. Las paredes de este nuevo monasterio abarcan todo el mundo.
 

Adyashanti y Francis Bennett. Resucitando a Jesús (activar subtítulos en español): https://www.youtube.com/watch?v=hw47wwOUjuY        

Esta libertad vivida le proporcionó la base para comenzar una transformación muy personal, saliendo del armario como transgénero en 2016. De 2016 a 2017, Bennett pasó de ser hombre a mujer y pasó a llamarse Fran. Consideraba que su identidad transgénero era solo una parte de su propio viaje, que describía más como una búsqueda del espíritu.

“En ese viaje y proceso no necesariamente tenemos que rechazar la espiritualidad o la religión por completo”, escribe. "Pero tenemos que rechazar el patriarcado, la misoginia y el sexismo que ha definido prácticamente todas las jerarquías y estructuras religiosas, tanto en Oriente como en Occidente desde tiempos inmemoriales". 


En el año 2016 conocí a Francis en un retiro de fin de semana al que asistí en Barcelona. Había sabido de él al ver un vídeo de youtube sobre espiritualidad en el que intervenía junto con Adyashanti. Unos días antes del retiro Francis había salido del armario y cual no fue mi sorpresa cuando apareció en la sala vestido de mujer y nos contó el cambio que había experimentado. Y así conocí a Fran.  




Fran tocó la vida de muchas personas a través de su guía espiritual y de su trabajo como capellana de hospital, cuidadora pastoral de enfermos y moribundos y activista LGBTQ+.  
Lamentablemente Fran atravesó momentos difíciles hacia el final de su vida y se encontró sin hogar al momento de su muerte. Falleció el 6 de enero de 2022 a los 63 años.




"Surrender" con Francis Bennett, 22 de octubre de 2017 (activar subtítulos en español): https://www.youtube.com/watch?v=ELvCStKqIq0 





 
 
 
 
 

23 de junio de 2025

EL FRACASO CON LA MEDITACIÓN. ADYASHANTI.

"A veces la gente me pregunta si debe meditar o no. A estas personas les digo: "Bueno, dime: ¿sientes la llamada de la meditación? No es cuestión de lo que uno debe o no debe hacer". Y también: Lo importante es ponerse a meditar desde una actitud básica de apertura y relajación. Tenemos que trascender la idea de que el despertar o la iluminación sólo ocurrirán si nuestra postura es correcta, pues eso simplemente no es verdad".

"Y sí, existen algunos buenos métodos de meditación. Y, eventualmente, eso también lo deberás dejar atrás, de lo contrario se interpondrá entre quien tú eres –pones un método allí en el medio para encontrarte a ti mismo, un espacio entre tú y tu Ser-. Será la última cosa que dejes atrás. Esta enseñanza, en particular, funciona sin métodos, pero si tienes un método es hermoso. Úsalo hasta que ya no lo necesites más".   

"La iluminación, en el último término, no es más que el estado natural del ser. Es un estado cuyo mantenimiento no requiere ningún esfuerzo o disciplina, es un estado completamente natural, espontáneo".

Adyashanti cuenta algo muy revelador: "Todo aquello que usé para tener éxito espiritualmente fracasó. Pero en el momento del fracaso todo se abre". Al hilo de esto se me ocurre que quizás la historia del despertar de Sidharta no fue tal y como nos la han contado. Quizás su despertar no sucedió como consecuencia de una práctica de meditación intensa. Si hubiera sido así, le ocurriría a bastante más gente con sólo hacer lo mismo. Puede que con la meditación le pasara lo mismo que con la práctica de ascetismo extremo que anteriormente había seguido hasta llevarle casi a la inanición, muy cerca de la muerte. Seguramente su práctica de intensa meditación le condujo también al fracaso. Llegó con ella al límite. Había hecho todo lo que podía hacer por alcanzar la iluminación, pero nada ocurrió, entonces admitió su fracaso y se rindió, y en ese momento Sidharta desapareció, el despertar despertó, y nació el Buda.
 
Adyashanti en español - El poder de la atención
https://www.youtube.com/watch?v=Mk8srVn2yts

1 de junio de 2025

EL PERDÓN. FRANK OSTASESKI.

El perdón nos libra de la calcificación que se acumula en nuestro corazón.
 
Compartir nuestra historia nos ayuda a sanar. Escuchar sin juzgar es quizás la forma más sencilla y profunda de vincularnos; es un acto de amor. 
 
Para ser libres tenemos que perdonar.  
 
Resistirse al perdón es como tomar carbón ardiente y decir: “No lo soltaré hasta que te disculpes y pagues lo que me hiciste”.
 
No tenemos por qué tolerar que antiguas heridas definan lo que somos aquí y ahora. Podemos permitir que el pasado se disuelva, podemos dejarlo atrás, podemos despedirnos de nuestras viejas heridas. Al perdonar, nos libramos del sufrimiento que nos ha aquejado desde que el suceso original tuvo lugar.
 
El perdón descarga a nuestro corazón del peso del enojo y otros sentimientos negativos y abre el camino al amor.
 
Al igual que las ama, las japonesas pescadoras de perlas de la antigüedad, cuando nosotros nos sumergimos en nuestras heridas podemos volver a la superficie con un tesoro.
 
El perdón es una práctica valiente. Requiere verdadera fortaleza, la disposición a aceptar algo muy difícil. Nos pide enfrentar nuestros demonios. Requiere una honestidad absoluta.
 
Aunque las barreras contra el perdón parecen impenetrables, el amor puede entrar hasta por la más pequeña grieta de tales defensas.
 
Confundimos perdón con olvido.
 
El perdón no exime a los demás de la responsabilidad de sus actos ni cambia necesariamente su comportamiento.
 
El perdón es para el que perdona.
 
Muchos insisten en que debe haber arrepentimiento, una disculpa del perpetrador, justicia o incluso castigo para que pueda haber perdón. El problema de esta estrategia es que, en algunos casos, quizás se deba esperar mucho tiempo para que se haga justicia, si acaso se hace.

Nuestra identificación con una antigua herida puede reforzar la ausencia de perdón. Después de sufrirla tanto tiempo, nos preguntamos: “¿Qué seríamos sin ella?”.
 
El perdón no implica ni requiere reconciliación  para perdonar.
Por fortuna, el perdón involucra a una sola persona: tú. Podemos perdonar a alguien sin siquiera hablar con él. Podría estar muerto ya, pese a lo cual nunca es demasiado tarde
 
El perdón no nos pide aceptar de nuevo a quienes nos rodean. Podemos decirle aún a quien abusó de nosotros: “No quiero volver a verte”.
 
Perdonar es en esencia un acto de interés propio que no tiene nada que ver con cambiar a otra persona.
 
Cuando perdonamos, nos administramos la más útil de las medicinas, nos concedemos una aceptación radical de nosotros mismos.
 
El perdón no es un ejercicio intelectual. Debemos involucrar plenamente en él a nuestro corazón.
 
Todo perdón es un autoperdón.
 
No esperes. No esperes a estar en tu lecho de muerte para iniciar el proceso de perdonar a quienes te han hecho daño u ofendido.

Las cinco invitaciones. Frank Ostaseski.
 
Frank Ostaseski. La buena vida, la buena muerte: