En
la primera parte del documental, dirigido por Marc Francis y Max Pugh, se muestra la vida de los monjes en Plum Village,
comunidad budista fundada en Francia por el maestro zen vietnamita, activista
por la paz y nominado al nobel de la paz Thich Nhat Hanh. En la parte que
aparece la ceremonia de los novicios haciéndose monjes budistas, para mí quizá
se recrea demasiado en el rasurado del pelo de la cabeza.
Hay
una escena muy buena en la que aparece en primer plano Thich Nhat Hanh
meditando, inmóvil, y detrás de él asoma un monje que bosteza y se rasca la
cabeza.
A
destacar la paz, la bondad, la sencillez y la calidez que transmite el maestro.
En
otra escena unos monjes cortan y fríen unas verduras y dos de ellos confiesan
que se aburren con las tareas repetitivas. Lo cual no deja de ser una
contradicción con la práctica de la atención plena que llevan a cabo a diario.
Está bien que salga esto.
Bastantes
de los monjes son muy jóvenes. Me da la sensación de que más que nada están
allí por la veneración que sienten por su maestro.
La
segunda parte de la película está filmada en los retiros abiertos de verano en
Plum Village, a los que acude infinidad de gente de diferentes países, familias
incluidas. Es muy bueno el fragmento en el que una niña le hace una pregunta al
maestro y la respuesta que le da apropiada a su edad.
Salen
paseos meditativos en grupo encabezados por el maestro, con monjes y gente de
diferentes edades que ha acudido al retiro, niños incluidos.
La
tercera parte transcurre en Estados Unidos, adonde viaja el maestro acompañado
de sus discípulos. Aparece un paseo meditativo por las calles de Nueva York.
También una meditación sentada colectiva en una plaza, en la que un evangelista
integrista empieza a predicar delante de ellos en voz alta, descalificando el
budismo y afirmando que solo en Jehová se encuentra la salvación.
Un
monje vista una cárcel de mujeres para impartir un taller de mindfulness. En el
coloquio posterior, un poco desaprovechado, las presas le hacen preguntas sobre
la vida de los monjes y sobre el celibato. Se echa de menos que no compartan su
vivencia del taller.
Algunos
monjes aprovechan para visitar a sus padres, a los que no ven desde hace dos
años. A destacar la visita de una monja a su padre que está en una residencia y
que parece algo demenciado.
Para
mí de lo mejor del documental son las imágenes de naturaleza, tomadas con
atención plena, con mirada consciente, acompañadas de un texto, no sé si del
maestro o del algún monje, precioso y profundo que describe la vivencia del
proceso del despertar.
Para
quien le pueda interesa, especialmente si es de Zaragoza, en el grupo de facebook “Paseos Conscientes en Zaragoza, España”, convocamos
y llevamos a cabo Paseos Conscientes por
Parques y zonas verdes de la ciudad, muy
en la onda del mindfulness. Hay varias entradas en el blog con el título PASEOS CONSCIENTES. CRÓNICAS.
Se ve interesante. Espero poder ir a verla. Un saludo,
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