Durante mi visita a Ramesh, en Mumbai, a principios de 1999, fui testigo
de la siguiente conversación con Leonard Cohen, y compré la cinta grabada.
Después de que llegara a casa, realicé la siguiente transcripción:
Ramesh Balsekar – ¿Me dicen que usted vive en un monasterio zen?
Leonard Cohen – Sí, es correcto.
Leonard Cohen – Sí, es correcto.
RB – ¿Desde cuándo, tres o cuatro años?
LC – He estado asociado con esta institución durante unos treinta años. Y hace
unos cuatro años y medio fui ordenado como monje. RB – Ya veo, ya veo. ¿Diría usted que es una disciplina bastante rígida?
LC – Lo es, muy rigurosa.
RB – Pero, ¿le gusta?
LC – No particularmente, no.
RB – Bien, eso es honesto. Así, pues, lo que me gustaría preguntarle es esto:
la comprensión que usted tenía antes de venir aquí, y aquello sobre lo que yo
hablo, ¿en qué se parecen?
LC – Fue la resonancia entre los dos modelos, el suyo y el de mis maestro la
que me condujo a estudiar sus libros con algo de diligencia. Sentí que sería
apropiado venir y sentarme con usted. RB – Ya veo. Pero utilizó la
palabra “resonancia”. ¿Puede explicar eso un poquito, Leonard? LC – Encontré eso durante uno de los rigurosos retiros a los que éramos
sometidos. Me encontré a mí mismo abriendo uno de sus libros, especialmente “La
Verdad Final”; y descubrí que sus escritos iluminaban los discursos de mi
maestro, y viceversa. RB – ¡Usted ha estado aquí durante diez días! LC – Sí, Señor. RB – ¡Pero ha estado tan callado! LC – He
estado libando el néctar. Es muy delicioso estar aquí. Siento el debilitamiento
de ciertos sentimientos posesivos acerca de la condición de hacedor. RB – ¡Esa es una palabra muy buena! ‘Posesivo’. ¡Yo, mío! Ya veo. Ahora, este
debilitamiento, ¿cómo entiende este debilitamiento? ¿Cuándo comenzó?
LC –
Ya sabe, a lo largo de los años, especialmente cualquiera que frecuente
un zendo, una sala de meditación, va a obtener un montón de muestras gratuitas.
Si se sienta cada día durante largas horas, y se somete a la falta de sueño y a
una deficiencia de proteínas, empezará a tener experiencias que son
interesantes. Era el hambre por esas experiencias lo que me mantuvo alrededor,
porque YO NECESITABA esas experiencias.
RB – ¡SÍ! El HAMBRE por esas experiencias.
LC – Había hambre de maximizar, de continuar, una codicia de… Se
desarrolla una codicia por las experiencias de este tipo. Que es lo que pasa en
los monasterios.
RB – Estoy enteramente de acuerdo, sí. Hay una codicia por estas experiencias.
LC – Muy mucho. Y debo decir que mi viejo maestro daba poco valor a esas experiencias.
RB – Ya veo. De hecho, ¿le ADVIRTIÓ en contra de ellas?
LC – ¡Te advierte y TE GOLPEA, en contra de ellas!
RB – ¿Con su bastón? ¿En el hombro de usted?
LC – Sí, Señor. No se nos alienta a tomarnos esas alucinaciones en serio.
RB – Pero, ¿cuán efectivos son esos golpes, Leonard?
LC – No son efectivos en absoluto. He visto que han sido más efectivos en el
caso de otros monjes de lo que lo fueron en este caso [para mí]. Así que
respeto el sistema. Es un sistema riguroso basado en un modelo muy utilizable.
Pero funciona para unos y no funciona para otros.
RB – Muy bien. Ya veo. Y lo que ha estado usted escuchando durante diez días,
¿cree que ha marcado alguna diferencia?
LC – ¡Dulce!
RB
– ¿Alguna diferencia en esa codicia? ¿Puede explicar eso un poco, por favor,
Leonard?
LC – Su énfasis en la desidentificación con el sentido de hacedor es crucial
para el debilitamiento de… la modificación de esa codicia. Y por la gracia de
esta actividad, he experimentado…
RB – ¿Lo ha intentado durante los últimos diez días? Ya veo.
LC – Sí. Por supuesto, la codicia surge. El hambre surge, legítimamente, y sin
que yo lo ordene. La codicia por la paz, por la ecuanimidad, por el equilibrio,
surge espontáneamente. Pero siento que, de alguna manera, carezco de palanca
alguna [de maniobra] en el aparato. De alguna manera, hay un endulzamiento de
toda la experiencia.
RB – Wayne señaló que, mientras ciertas prácticas producían estas muestras
gratuitas, [al mismo tiempo] inflan el ego. Pero, una vez más, el peligro ESTÁ
en que – si es la Voluntad de Dios y el destino del organismo cuerpo-mente – el
ego se hinche a un nivel en el que el ego henchido se considere a sí mismo un
maestro. ¿Ve usted? ¡Y quiere y logra en efecto cientos y miles de discípulos!
Y el ego henchido permanece ahí. De modo que puede no ser pinchado.
RB – ¿Cómo vive usted su vida? ¿Le presenta un problema vivir su vida? ¿Cuál
sería su respuesta, desde su experiencia personal? ¿Es vivir su vida ahora, con
esta comprensión, una cosa difícil para usted?
LC – La
comprensión ahora es que esta programación, a menos que sea la voluntad de Dios
el cambiar la programación, va a ser tal y como es, pero no tengo que verme
envuelto en la programación.
Hay un trasfondo de angustia, de
angustia mental, que no parece responder a ningún método que yo imponga en él.
Por tanto, cuanto más profunda se hace esta comprensión, menos intento imponer
ningún método; y aunque el parloteo y la actividad de la mente continua, no
parece tener su aguijón venenoso.
RB – El parloteo de la mente sucede, pero
no hay ningún deseo de que el parloteo de la mente se haga menor. ¿NO es eso lo
que está usted diciendo? Entonces, lo que quiera que ocurra, se acepta. ¡De
acuerdo, ESTÁ el parloteo de la mente! La naturaleza de la mente es parlotear.
Por tanto, el parloteo de la mente puede estar ahí, pero no hay angustia. ¿Es
eso lo que está usted diciendo como creo yo que lo está?
LC – Lo es. Pero incluso si hay angustia…
RB – ¿Quiere decir que aceptar incluso esa angustia es aceptación? Bastante
correcto.
LC – Correcto.
RB – Muchas gracias, Leonard. Eso es
exactamente lo que esperaba que obtendría de usted.
Publicado el 28 de septiembre de 2014 por Jane
Adams:
Traducido por Jesús David Zarza.
Revisado por Esther Alterio.
Leonard Cohen. Take this waltz. Zaragoza live
2009:
Gracias, lo compartiré. Muy interesante la reflexión
ResponderEliminarGracias a ti, Liliana, por apreciarlo.
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