El único modo de liberarnos del miedo y ser realmente felices consiste en reconocerlo y ver profundamente en su fuente. Dejemos de querer escapar del miedo, permitamos que aflore en nuestra conciencia y mirémoslo directa y fijamente a los ojos.
El miedo nos mantiene atrapados en el pasado o preocupados por el futuro. Pero si reconocemos nuestro miedo, advertiremos que ahora mismo estamos bien. El primer paso para poder mirar el miedo consiste, precisamente, en permitir que aflore, sin enjuiciarlo, en nuestra conciencia. Basta con reconocer amablemente que está aquí. Eso, por sí solo, resulta ya muy liberador. Nuestro mayor miedo es que al morir nos convertiremos en nada.
Cuando entendemos que somos más que nuestro cuerpo físico, que no procedemos de la nada y que no nos desvanecemos en la nada, nos liberamos del miedo.
Reconocer y cuidar el miedo interno es el primer paso para abandonarlo. Cuando nos inspiramos diciendo “Estoy en casa” y realmente nos sentimos en casa, desaparece el miedo y ya no necesitamos seguir escapando. El maestro zen Linji dijo: “El milagro no consiste en caminar sobre el agua o sobre el fuego. El milagro consiste en caminar sobre la tierra”.
Nuestro cuerpo está aquí, pero nuestra mente está en otra parte.
Muchas personas viven olvidadas de su cuerpo y en un mundo imaginario. Tienen tantos planes, tantos miedos, tantas inquietudes y tantos sueños que no pueden vivir en su cuerpo.
Vuelve a tu cuerpo y permanece en el presente. Mira a tu alrededor y observa el milagro que se despliega ante ti en el momento presente. La Madre Tierra que te sostiene es poderosa y generosa. Tu cuerpo es extraordinario. Cuando practicas y pisas tierra firme, te enfrentas directamente a tus necesidades y estas empiezan a disiparse.
El miedo nos mantiene atrapados en el pasado o preocupados por el futuro. Pero si reconocemos nuestro miedo, advertiremos que ahora mismo estamos bien. El primer paso para poder mirar el miedo consiste, precisamente, en permitir que aflore, sin enjuiciarlo, en nuestra conciencia. Basta con reconocer amablemente que está aquí. Eso, por sí solo, resulta ya muy liberador. Nuestro mayor miedo es que al morir nos convertiremos en nada.
Cuando entendemos que somos más que nuestro cuerpo físico, que no procedemos de la nada y que no nos desvanecemos en la nada, nos liberamos del miedo.
Reconocer y cuidar el miedo interno es el primer paso para abandonarlo. Cuando nos inspiramos diciendo “Estoy en casa” y realmente nos sentimos en casa, desaparece el miedo y ya no necesitamos seguir escapando. El maestro zen Linji dijo: “El milagro no consiste en caminar sobre el agua o sobre el fuego. El milagro consiste en caminar sobre la tierra”.
Muchas personas viven olvidadas de su cuerpo y en un mundo imaginario. Tienen tantos planes, tantos miedos, tantas inquietudes y tantos sueños que no pueden vivir en su cuerpo.
Vuelve a tu cuerpo y permanece en el presente. Mira a tu alrededor y observa el milagro que se despliega ante ti en el momento presente. La Madre Tierra que te sostiene es poderosa y generosa. Tu cuerpo es extraordinario. Cuando practicas y pisas tierra firme, te enfrentas directamente a tus necesidades y estas empiezan a disiparse.
¿Por qué la gente hoy en día tiene miedo del silencio? Thich Nhat Hanh: https://www.youtube.com/watch?v=EaRsAy98or8
El milagro consiste en caminar sobre la tierra. Tan cierto como hermoso.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo