Ike No Taiga (1723-1776). Pintor
y calígrafo japonés nacido en Kyoto durante el periodo Edo. Ya los seis años
empezó a ser instruido en caligrafía y budismo en el templo zen Manpuku ji, con
el que mantuvo una fuerte conexión el resto de su vida. La mayoría de sus obras
reflejan su pasión por la pintura clásica china de las épocas Yuan y Ming
(llamada en Japón bunjin-ga), aunque
también incorporará técnicas modernas y revolucionarias en sus pinturas. Es
autor de numerosos paisajes sobre los lugares más bellos de su país, colmados
de lirismo y poesía. Peregrinó a menudo por las montañas de Japón buscando
inspiración. Amigo de Busón, juntos perfeccionaron el bunjin-ga.
Decían de él diferentes críticos de la época:
"Cuando Taiga recibía sus
honorarios por una pintura, abría un abanico para que el dinero fuera
depositado encima. A continuación lo deslizaba en una caja que tenía al lado,
sin romper el sello ni tan siquiera tocarlo. Decía que si lo contaba, se
despertaría en él cierto afán de codicia por insignificante que fuera, lo que
sería malo. Ya que el don de la pintura era un tesoro que el cielo le había
concedido, decía que el dinero que recibiera lo utilizaría sólo para cosas como
arroz y mijo. La caja que tenía a su lado se la pasaba a quienes le llevaban
productos alimenticios, diciéndoles que contenía regalos del cielo, que
cogieran algo y prosiguieran su camino. Los comerciantes habrían la caja,
sacaban el dinero, cobraban su cuenta y se marchaban.
-Volved cuando haya más- decía
Taiga.
De este modo evitaba tener que
tocar el dinero con sus manos".
"En la actualidad hay unas diez
personas que pintan bien. Pero si no hablamos de técnica, Ike no Taiga es el
único entre ellos que ha renunciado al mundo corrompido. Yo le conozco de antes
y he oído hablar de lo que ha hecho, y lo cierto es que tiene todo el aire de
un eremita de antaño. Cuando coge sus pinceles, la verdad es que no hay un
ápice de vulgaridad en lo que ha pintado".
"Le tenían sin cuidado los
convencionalismos, estaba por encima de las cosas materiales y de los intereses
mundanos. Era natural que sus pinturas fuesen maravillosas".
Hermosa vivencia encontrar la felicidad en la pobreza noble...en tiempos de crisis es la revolución interior
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