"Hace unos años iba en un avión y
la azafata venía por el pasillo hacía donde yo estaba; nuestros ojos se
encontraron, yo mantuve la mirada un momento y ella sintió una fuerte sacudida.
La resonancia fue profunda.
Un rato después de haber acabado
el servicio de comidas, vino, se arrodilló al lado de mi asiento y dijo: “No sé
que ha pasado, ¡pero sólo quiero que sepas que estoy muy agradecida! Gracias
por estar aquí”.
Fue un momento precioso en el que
la Resonancia
fue experimentada fuera del contexto espiritual".
Waine Liquorman
Salvando las distancias con la experiencia que relata Waine, quería compartir algo que me sucedió en un curso que hice de eneagrama hace años con Maite Melendo en el que tuve también una vivencia de resonancia con otra persona.
A media mañana del primer día del
curso Maite propuso un ejercicio. Se trataba de acoger el yo esencial del otro
y se hacía con un compañero de curso. A mi me tocó una chica. Se trataba de
sostener sus manos con las mías (o las suyas sostener las mías), con las palmas
de las manos puestas hacia arriba, mientras nos mirábamos a los ojos y nos
decíamos el uno al otro “yo acojo tu ser esencial”. Permanecimos allí un buen
rato sintiendo esto mirándonos a los ojos. Al principio era algo incómodo, pero
poco después una delicada emoción surgió en mi interior, como una ráfaga de
dulzura, y en seguida me vino ese precioso verso de San Juan de la Cruz : “Oh mano blanda, oh
toque delicado, que a vida eterna sabe y toda deuda paga”. Cuando terminamos el
ejercicio le pregunté a la chica si ella había sentido algo especial, y me dijo
que no. Me sorprendió mucho que ella no hubiera experimentado lo mismo que yo.
Luego, no sé por qué, al terminar la mañana, abandonó el curso. Según comentó
en el descanso de la mañana, tomando un café, ella practicaba vipassana y no
necesitaba nada más. Qué raro. Entonces, ¿por qué vino al curso? Bueno, cosas
que pasan.
Llama de amor viva (la canción comienza después de1m 25s). Amancio Prada. https://www.youtube.com/watch?v=9FLh-Fstcrg
Y te vengo a buscar, Franco Battiato.
A veces el miedo a sentir cierra nuestros sentidos. O tal vez la chica sintió y no se atrevió a ser tan sincero como tú.
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia.
Un abrazo.
Gracias a ti, Eder. Un abrazo.
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